sábado, 28 de diciembre de 2013

Espérame (Reedición)




No vengas. 
No regreses.
¡Que ya no es necesario!
Que ya me acostumbré a tu larga ausencia.
Y ahora seré yo
el que vaya a tu encuentro.
¡Espérame...!

Espérame donde la luz es tenue,
donde el rumor del viento es dulce melodía.
Donde el tiempo,indiferente ya,
no destruya nuestros sueños de entonces.

Espérame tranquila,
dibujando mañanas de soles amarillos,
como aquellas que oyeron nuestras risas.
Entonando canciones entre campos de trigo,
perfilando siluetas sobre el lienzo morado
del gélido horizonte de noviembre.

Espérame donde la blanca espuma 
de riachuelos locos
describe remolinos entre cantos rodados
y,abrazada a la piedra lisa y fría,
se rompe en mil pedazos
para morir al fin de desengaño.

Espérame en la tarde luminosa
del cálido verano,
como aquel que vivimos junto a un mar
celoso de tu cuerpo.
O en la noche serena y apacible
de un abril con estrellas.

Espérame encendida
cual rosa roja de un remoto jardín
huérfano de rocío,
para que yo te empape con la lluvia
de mil noches de espera.

Espérame risueña,enfurecida o triste,
que yo sabré encontrarte...

¡Sé que te encontraré
en todos los paisajes de la tierra...!

¡Espérame...!


Noviembre-2010 





sábado, 21 de diciembre de 2013

Infancia






Hubo un tiempo con magia
en que el mundo cabía en nuestro barrio
y todo el universo, en nuestra risa.

Y era tal la inocencia,
que cualquier novedad era un asombro
y cualquier ocasión, una proeza.

Entonces la existencia
se llamaba ilusión
y, al igual que los ríos en primavera,
llegaba cada día tan crecida,
que anegaba las áridas riberas de la tarde
de juegos infinitos y de risas.

Eran risas por siempre a flor de boca,
manando a borbotones
ante el mínimo guiño de la vida.

Hubo un tiempo sin tiempo,
sólo un breve suspiro
pero, fue tan intenso
que asentó para siempre los cimientos
del frágil edificio
que habitamos después.

La infancia es una fábula,
un paisaje de ensueño sin pulir,
una dulce promesa de futuro.

La infancia es un tesoro
que sólo valoramos al final del camino,
cuando ya divisamos el abismo.






jueves, 5 de diciembre de 2013

Soneto XLIX (Amores)





Hubo un primer amor de risa y luna,
fue un amor con sabor a caramelo
que se quedó a vivir entre su pelo
velando sus ojitos de aceituna.

Llegó luego de forma inoportuna
un amor más real, de pies en suelo,
un amor de arrebato, de revuelo,
que duró lo que el sol de mi fortuna.

Y por fin, un estío sofocante,
cuando el trigo ya estaba sazonado,
llegaste tú con nieve en el semblante
para apagar mi fuego enamorado.

Te fuiste tras el viento de levante…
¡Nunca volvió el amor aquí, a mi lado!