jueves, 11 de enero de 2018

En cada nuevo otoño




Con cada nuevo otoño
vuelves a mí sonriente,
renovada y rotunda.

Te creces ante el tiempo
desafiando el fracaso
de las horas perdidas.

Eres agua de acequia
que nunca se evapora,
que busca cualquier grieta
en mis viejos recuerdos
para inundar mi valle
con ríos de ternura.

Me llegas envolvente
como el viento de octubre
al fenecer la tarde.

Y, como él, me anulas
los sentidos, el alma
hasta creer que existes
como antes, como entonces,
de nuevo en mis desvelos.

Eres sabor intenso
a besos infinitos.
Y, cual fruta madura,
estallas en mi boca
con la fuerza de un río
cuando la sed me abrasa.

Eres todo…eres nada
en cada nuevo otoño
de mi agostada vida.