lunes, 5 de junio de 2023

Platónico y fugaz

 

Sueño tenaz y luminoso, platónico y frágil.
Feliz amor primero.
Primaras ilusiones. Primeros escarceos: suspiros en penumbra.
Una constante búsqueda de su clara mirada.
Un martirio sin ella.
Recuerdos de ayer a su lado, recuerdos de hoy,
recuerdos de hace un rato…
Furtivas sonrisas que iluminaban nuestras caras sin saberlo.
Y aquella canción de azúcar para endulzarnos las horas sin sus ojos.
Amigos, risas, estrellas y algo de alcohol en invierno
para no olvidar el beso, su primer y único beso.
Y al llegar el ansiado verano, el reencuentro con su luz.
Belleza renovada, apenas recordada. Ojos negros. Pelo al viento. Rostro de ingenua inocencia. Plenitud de vida dentro.
 
¿Y su nombre?
Oír su nombre era temblar de gozo.
Pronunciarlo, era llenar el alma con su música.
Escribirlo mil veces en cualquier cuaderno de aquel curso,
era darle sentido a todas las ecuaciones,
a todas la fórmulas, a todas las estrofas…
 
¡Fugaz amor primero!
Casi nadie termina unido a su primer amor.
Casi todos nos pasamos la vida preguntándonos ¿por qué?.
Casi nadie tiene una respuesta.
 
Sólo que, cuando lo recordamos al cabo de los años,
nos llenamos de ese vacío antiguo y persistente 
que nos lleva sin remedio a sentir la amargura
 que suele dejar en el alma la traición.
 Porque en definitiva,
¿qué fue sino una inmensa traición
 ignorar aquella primera y única verdad?