jueves, 18 de julio de 2024

En cimas imposibles (Glosa)

 

                                                  Glosa Nº 5     

                                 Apegada a mis brazos como una enredadera

                                 las hojas recogían tu voz lenta y en calma.

                                 Hoguera de estupor en que mi sed ardía.

                                 Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

                                                                             Pablo Neruda.

 

Mi dicha era infinita si al despertar sentía

junto a mi cuerpo el tuyo bajo la luz primera,

fantástica nereida que encendías mis sueños

apegada a mis brazos como una enredadera.

 

Mirabas desde el fondo de dos lagos azules

que al mirar empapaban la fronda de mi alma

y al hablarme de vuelos y de sueños cautivos,

las hojas recogían tu voz lenta y en calma.

 

Más tarde, cuando el sol inundaba la estancia

y el alba temerosa dejaba paso al día,

tu cuerpo de sirena tornábase almenara,

hoguera de estupor en que mi sed ardía.

 

Mariposa encendida de imprevisibles vuelos

que me dejabas ansia y te llevabas calma,

eras como las flores de cimas imposibles

dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

 

 

 

miércoles, 10 de julio de 2024

Sé que vendrás

 


Vendrás, sé que vendrás

cuando mi aliento sea solo un suspiro

perdido en las tinieblas del ocaso,

cuando mi cuerpo fluya a la deriva

por un mar sin sentido

de tanto naufragar tras tu silencio.


Vendrás, sé que vendrás

al filo de una oscura medianoche

cuando la madrugada se haga eterna

y en su terca quietud

se niegue a caminar hacia la aurora

del ansiado y postrero nuevo día.


Vendrás y...entonces,

¡cuánto lamentaré no haber vivido

todo el tiempo a la sombra de tu risa

para pintar la nieve de tu rostro

con versos de colores encendidos,

para adornar tus trenzas infantiles

con flores a la vera del camino,

para incendiar la fronda de tu cuerpo

con estas manos mías, como antorchas

en busca de recónditos remansos

donde apagar la sed por tanta espera!


Regresarás, lo sé,

cuando la densa niebla ya me envuelva

con sus brazos de bruja plañidera,

cuando este barco mío ya zozobre

en las sombrías aguas del Estigia

y el tiempo derrochado en no tenerte

me aplaste la conciencia como losa.

 

Vendrás entonces tierna y afligida

sobre una luna llena exuberante,

ataviada con túnica de seda,

y besarás mi frente tiernamente

con un último beso

en las primeras luces de una aurora

lejana ya, imposible.


                                         
 2015

martes, 2 de julio de 2024

Cantilena de amor

                                                   


  

                                                                          LXII

Que se oculte la luna que no quiero

ver de nuevo su pálido semblante

que prefiero ser ciego caminante

por sinuoso y recóndito sendero.


Que se oculte detrás de aquel otero

que no quiero mirarla ni un instante

que si vuelve a cantarme su galante

cantilena de amor, de pena muero.


Ella fue la culpable, sólo ella

de que inerme la aurora me encontrara

suspirando de amor entre unos brazos.


¡Era tersa su piel! ¡Era tan bella

que al partir, el cantar que me cantara

me partió el corazón en mil pedazos!