sábado, 19 de enero de 2013

...y llovía,llovía.






Cae serena la lluvia...

Cabecita inclinada,
firme el paso,
avanzando segura hacia sus labios,
brasas rojas
de tanto esperar tanto...

De pronto,el aguacero.

Tu pelo, negro sueño
ahogado tras un mundo
de horas ante el espejo.
¿Qué pensará si llego
así ante sus ojos
abiertos al deseo?

Tras la esquina,el bazar.

La lluvia,puro río
que cae desde el cielo.
Tus muslos, salpicados
de barro, de impaciencia...
Y el corazón,un tren
ardiente y desbocado.

Salen a toda prisa,

con ansias de borrar
un trazo mal escrito.
Buscan la lluvia amiga
que esconda su delito.

Ella se extraña,intuye.

Presiente un giro extraño
para el final del día.
Su amor,su bien amado,
yace sobre las losas
-una mancha carmín
sobre su pecho helado-

Esa noche la lluvia
se paró de repente,
la bebiste de un trago...

Esa noche,tus lágrimas,

inundaron la tierra,
ajaron los sembrados.

Cada vez que recuerdas,

-que es a todas horas
que es todos los días-,
recuerdas que hacía frío,
que el cielo estaba negro
y llovía,llovía...







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