viernes, 22 de agosto de 2025

Desde la terraza ( VII )

 

        

  Agosto

 

Agosto. Calor intenso.
 
La tarde se acurruca y se relaja de tanto sofoco,
se acomoda y dormita sobre los tejados de la ciudad desierta,
sobre las verdes copas de los chopos que viven junto al río,
sobre un valle poblado ya de sombras y de sueños.
 
Termina otro día de intenso calor
donde la vida se limita a estar más que a ser.
Hasta que el tiempo quiera.
 

Al anochecer,
una brisa suave, apenas beso,
va dejando caricias encendidas por entre la enramada de jazmines 
que se abraza a los muros
de la vetusta Torre de los Púlpitos.
 

Un cielo perfectamente limpio
de nubes y de estelas invasoras,
me sonríe feliz.
 
La tarde se nos muere poco a poco
con suaves espasmos de mortecina luz.
En sus labios de dama distinguida,
una sonrisa franca  -casi eterna-
se dibuja entre trazos violáceos y malvas


Sonríe porque sabe de su pronta resurrección.
Mañana, muy temprano, regresará a la vida con carita de niña, 
sonrosada de soles y de auroras.
Regresará feliz con su traje nuevo de doncella del alba
para regalarnos un nuevo día.


Ella, la tarde, que se sabe inmortal,
que no morirá nunca para siempre.
Si acaso, tan solo unas horas durante la noche
para renovar fuerzas
y así volver lozana y deslumbrante a regalarnos vida
 
Dichosa ella.
Y dichosos nosotros por poder disfrutar de un nuevo día.
Otro más de los que nos tiene asignado el destino.
 

 

 

domingo, 18 de mayo de 2025

Todo de ti me aleja (Glosa nº 7)


                  Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca,

                 todo de ti me aleja, como del mediodía.

                 Eres la delirante juventud de la abeja,

                 la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.

                                                             Pablo Neruda

 

Me evitas cuando cauto me acerco a tu silencio,

rehúyes mi presencia cuando me sientes cerca,

te escondes de mi fuego como el jazmín del día,

niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.

 

Si te miro, tú miras como el mar se eterniza,

si te hablo, tu sueñas con cualquier melodía,

nunca fijas tus ojos en mis ojos rendidos,

todo de ti me aleja, como del mediodía.

 

Eres cual golondrina de frenético vuelo

y mi dicha es el eco de tu voz que se aleja.

Eres ese torrente que erosiona caminos,

eres la delirante juventud de la abeja.

 

Si algún día lograra que tus ojos me vieran,

que al fin te cautivara mi canción, dulce amiga,

correría por mis venas el júbilo del viento,

la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.   

 

martes, 6 de mayo de 2025

...como ahora

 

Quisiera verte siempre como ahora,
tan lozana y pletórica de soles.

Quisiera no apartarme de tu norte
por no dejar jamás de percibir
esa tu risa diáfana de niña.

Me gustaría tenerte siempre así,
nardo fresco,
embriagando mi sensatez caduca
con cálidas fragancias...
Y saciarme también del agua pura
de tu fuente, manantial transparente
que mana a borbotones cada día
en esta sorprendente primavera...

Tan llena estás de vida,
que los cantos rodados del arroyo
te devuelven tu risa
transformada en melódica corriente.
Y hasta los arrayanes reverencian,
con sus dúctiles ramas,
tu caminar gracioso e incitante.

Quisiera verte siempre como ahora:
atrevida y esquiva,
alborozada y triste,
enojada y melosa...
como la brisa inquieta y juguetona
que cambia de sentido a cada instante
en esta portentosa primavera...

Para volverme loco.
Para que esa locura consentida
me separe, por fin,
de los tranquilos prados del collado,
elevándome raudo hasta la cima
de esa tu formidable cordillera...

Quisiera verte siempre como ahora.


                                        2011 
                              (Poema reeditado)