Cuando hoy escucho de nuevo la música
de los Beatles, automáticamente viajo en el tiempo a aquellos inviernos de los últimos
60, de mañanas lluviosas y húmedas y tardes soleadas y ventosas. Una lluvia
aquella generosa pero suave e inocua que traía de la mano la bonanza de las
tardes para pasear de la mano de la chica con la que soñábamos. Vuelvo a
aquellos bares de la Plaza Mayor donde nos reuníamos decenas de estudiantes
adolescentes en las mañanas de los sábados para hablar, para gritar, para fumar
y beber sin medida (cuando había money) y, sobre todo, para escuchar música. En
cada sitio había una de aquellas máquinas mágicas que por una moneda te
regalaba tu música favorita. Se llamaban Sinfonolas y por entonces eran el
colmo de la modernidad. En su interior guardaban cientos de canciones de moda
esperando pacientemente la mano que las activara para llenar el local de notas,
de ritmos que nos obligaban a bailar como posesos y que llenaban nuestras
cabezas juveniles de sueños. Un tiempo, el de los felices sesenta, irrepetible,
sobre todo porque éramos jóvenes y en nuestras venas sentíamos el nuevo
amanecer de un tiempo distinto, mucho más luminosos que el que dejábamos atrás.
The Beatles forman ya parte del
selectivo grupo de los clásicos y con todo mérito. Son considerados uno de los iconos
culturales más grandes del siglo XX. Desde 1962 hasta su separación en los
primeros 70, estuvo integrado por John Lennon (1940-1980), Paul McCartney
(1942- ), George Harrison (1943-2001) y Ringo Satarr (1940- ). Por
entonces, en sus comienzos, fueron muy criticados por las generaciones
anteriores a la mía. Unas generaciones que venían de la copla, del bolero o,
como mucho, de los ritmos más atrevidos de la época como eran el twist o el
fot-tross. Los chicos de Liverpool revolucionaron la música, nadie cambió el panorama
musical de la época como ellos. Se hicieron tan famosos que, sin pretenderlo,
crearon una doctrina, la beatlelmanía. Mientras los jóvenes comenzaron a
cortarse el pelo como ellos, a moverse como ellos, las jovencitas comenzaron a
acortar las ya de por sí cortas minifaldas a la vez de afinar sus voces para
gritar a pleno pulmón ante la presencia de sus ídolos. Cada salida de su
Liverpool natal suponía un acontecimiento mundial. Así sucedió en Hamburgo (Alemania)
, a donde viajaron varias veces desde sus comienzos y dónde se puede decir que
se formaron como banda. En Estados Unidos a donde viajaron por primera vez en
1964 cuando ya eran mundialmente conocidos y que fueron recibidos en el
aeropuerto Internacional John F. Kennedy por unas tres mil personas. O en
España a donde llegaron en Julio de 1965 logrando revolucionar a todo un país
con ganas de fiesta en plena dictadura franquista.
Con el comienzo de la década de los 70
comenzó también la ruptura del grupo. Una serie de circunstancias tanto
personales como sociales y hasta políticas, dieron al traste con este grupo que
había conquistado el mundo en la década anterior.
La influencia de The Beatles en la
cultura popular fue, y sigue siendo, enorme. Vendieron más de mil millones de
discos por todo el mundo siendo catalogados como la banda que más discos han
vendido en todas las épocas. Su legado: Trece álbumes y algunas películas pero,
sobre todo, la enorme influencia de su estilo musical y su modo de vivir que
dejó una huella perenne por muchas décadas y muchas generaciones más.