A veces dudo si besé tus labios
y sé que los besé porque aún conservo
ese dulzor de eterna madrugada
entre estos labios míos ya desiertos.
A veces dudo si abracé tu cuerpo
y sé que lo abracé porque aún siento
que se abrasa mi piel cuando a la tarde
salgo a gritar tu nombre contra el viento.
Te amé, sé que te amé, aunque no pueda
decírtelo a la cara noblemente:
dejé que te marcharas, corza herida,
y tu adiós me dejó herido de muerte.
En noches como esta, cuando el aire
me regala fragancias ya olvidadas,
regresa a mi memoria aquel perfume
que exhalaba tu piel cuando me amabas.
¡¡Hermoso!!
ResponderEliminarQue buen poeta que eres, sabes emocionar al lector con versos profundo y plenos de imágenes que nos llevar a volar.
mariarosa
Creo que ese debe de ser el objeto de la poesía, conseguir emocionar y hacer soñar al lector. Si tú has logrado emocionarte al leerme, me doy más que por satisfecho.
EliminarMuchas gracias Mariarosa.
Fuerte el abrazo.
La memoria no entiende tiempos... entiende de pasiones y nostalgias.
ResponderEliminarHoy se visitó de bella poesía.
Saludos.
Precioso poema Joaquín.
ResponderEliminarUn placer estas pinceladas de amor.
Abrazos.
La cadencia y el ritmo pausado del poema, transmiten con gran belleza el sentimiento, que aún vuela eternizado entre aromas y letras, Joaquín...El amor permanece, es pura energía, el nos impulsa y nos guía...Hermoso y nostálgico en esta primavera lluviosa y ciertamente tristona, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz fin de semana, Joaquín.