domingo, 26 de enero de 2025

El último sueño

 

Marchito el aroma del último sueño

sin que abrir pudiera los pétalos blancos

de una persistente y antigua ilusión,

nada queda ya por vivir o soñar

si no es acudir cada fría tarde

a contemplar ebrio el gélido abrazo

de este sol sin brillo, mohíno y cansado

con el horizonte que un día tanto amé.

 

Siluetas de chopos bailando cadencias

con un viento helado llegado del Norte

en las frías tardes de este insulso enero,

es toda la vida que hay dentro de mí.

 

Y en las noches lilas cuajadas de estrellas,

de luces lejanas, de esperanzas muertas,

buscaré el sendero que lleva hasta el huerto

donde los olivos esperan pacientes

a que se repita la noche más larga

frente a un cáliz pleno de lunas amargas,

las mismas que luego partirán calladas 

a esconder sus brillos tras de las montañas

donde tú suspiras pero no es por mí.

 

Llegarán voraces los crudos recuerdos

a morderme el alma con sus desvaríos

y traerán con ellos cual dardos punzantes

destellos de risas, de voces, de besos

revolviendo el aire de aquellas mañanas

en que el sol llenaba de gozo la tierra

como en una danza infinita y eterna

sin planes ni fecha de caducidad.  

 

Sólo el brillo infame de sus ojos negros

movía los hilos de un tiempo sin horas

que lento fluía entre ella y mi sueño

como un río de niebla mojando las hojas

de ese bosque antiguo que creció en mi alma

tras años de espera y con la fe del monje

que sabe que el cielo le aguarda paciente

tras toda una vida de ayuno y renuncia

de espaldas al mundo y a la realidad.

 

Marchito el aroma del último sueño,

sólo queda ya el regusto amargo

de un tiempo remoto, sin rostro, sin horas…

de un tiempo en que todo parecía posible

 y que sin embargo en nada quedó.

 

jueves, 9 de enero de 2025

UN POCO DE HISTORIA

 DE AQUELLOS POLVOS, ESTOS LODOS: GIBRALTAR



El último rey español de la Casa de Austria, Carlos II "El Hechizado", era hijo de Felipe IV y de Mariana de Austria. Nació el 6 de noviembre de 1661 y, al igual que ocurriera con tres de sus anteriores hermanos, no se esperaba de él que viviera muchos años ya que se le veía enfermo, raquítico y con claros signos de debilidad mental. Sin   embargo, y contra todos los pronósticos, sobrevivió.


Cuando estaba a punto de cumplir cuatro años, murió el rey, su padre, y Carlos heredaba un reino en ruinas en manos de cortesanos sin escrúpulos que lo manejaron a lo largo de toda su vida. Carlos II nunca gobernó por sí mismo y asistió, sin poder evitarlo, a la desintegración del tejido económico del país, a la incapacidad gestora de sus favoritos y a la depredación territorial de las últimas posesiones españolas en Europa por parte de los estados europeos, sobre todo de Francia.


Se casó en dos ocasiones, pero fue incapaz de engendrar un solo hijo por lo que comenzó a preocuparse más por la sucesión que por los problemas de la corona, lo que originó un enorme vacío de poder.


                                                       Carlos II, el Hechizado


Años antes de morir, Carlos entendió que las grandes potencias europeas esperaban su fin para repartirse una corona a la que no había podido dar un heredero. Y así fue ya que Francia y Austria, las dos grandes potencias del momento, firmaron un tratado de repartición de España.

Ante el temor de ver a España dividida e influido por su último consejero, el cardenal Portocarrero, decidió testar a favor de Felipe de Anjou, su sobrino carnal y nieto del rey francés Luis XIV, ignorando al otro candidato también con derechos por familia al trono español, el archiduque Carlos de Austria.


                                                     Felipe V, el primer Borbón


Felipe fue proclamado rey en el otoño de 1700, nada más morir Carlos II. En principio, todas las naciones europeas aceptaron el nombramiento, excepto Austria que propuso la candidatura legítima del Archiduque Carlos, biznieto del rey español Felipe III (abuelo de Carlos II). Además, Austria se quejó de que Francia no había cumplido el tratado de repartición de España, pactado años antes.


Con Austria se aliaron Inglaterra, Holanda, Portugal y Alemania declarando todos ellos la guerra a Francia y, por consiguiente, a España. Comenzaba así la Guerra de Sucesión Española que iba a durar 13 años (1701-1714) y que más que una guerra por el trono español fue una auténtica guerra europea entre potencias por la hegemonía en el continente.


En una de las escaramuzas de la guerra, Inglaterra, siempre oportunista, con ayuda de Holanda, invadió el Peñón de Gibraltar (1704) del que tomó posesión en nombre del Archiduque Carlos y haciéndose fuerte en él. Posteriormente, en 1708, se adueñaron también de la isla de Menorca.


                                              Guerra de Sucesión Española


La guerra terminó con el Tratado de Utrech  cuando el Archiduque Carlos de Austria renunció al trono español al ser nombrado heredero de la corona austriaca al morir su hermano. En el tratado, las potencias reconocían como rey legítimo de España a Felipe de Anjou (Felipe V),con el que empezó a reinar en España la Casa de Borbón,  pero a costa de la liquidación de los restos del Imperio Español que pasaron a manos de otros países:

 

-Gibraltar y Menorca, para Inglaterra.  (Menorca fue recuperada posteriormente por los franceses y devuelta a España)

-El Milanesado, Nápoles y Cerdeña, para Austria.

-Sicilia, para Saboya.

-Colonia Sudamericana de Sacramento para Portugal.


En la actualidad, Gibraltar constituye la única colonia de un país europeo (Reino Unido) en territorio de otro país europeo (España).


Siempre me he preguntado...¿qué hubiera pasado si hubiese sido al revés, es decir, si hubiera sido España la que hubiese invadido un trozo de Gran Bretaña en 1705? ¿Seguiría siendo de España a estas alturas? Lo dudo mucho.


 

domingo, 8 de diciembre de 2024

...porque estás como ausente (GLOSA )

 

                                         GLOSA Nº 6

 

                         Me gusta cuando callas porque estás como ausente

                         y estás como quejándote, mariposa en arrullo

                         y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza,

                         déjame que me calle con el silencio tuyo.

                                                                         Pablo Neruda

 

Me gusta cuando ríes porque llenas el aire

de un vendaval de risas travieso e inocente.

Me gusta cuando hablas porque rompes la tarde,

me gusta cuando callas porque estás como ausente.

 

Si al mirarme presientes que te mira mi anhelo,

enseguida mi fuego quieres hacerlo tuyo

y te agobia la espera de ese abrazo primero

y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

 

Y al final de la noche, cuando duerme el silencio

y tu cuerpo se aquieta tras la amorosa danza,

yo te hablo bajito de mi dicha a tu lado

y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza.

 

Es tu sueño un remanso donde curar los miedos,

donde lavar la herida que me causó el orgullo.

Y cansado de hablarte me sumerjo en la noche:

¡déjame que me calle con el silencio tuyo!