lunes, 7 de agosto de 2023

Desde la terraza (II)

 

                                                              -II-

 

Tarde de domingo soleada. En el césped que hay frente a la terraza, un grupo de niños juegan al fútbol. Se han fabricado unas porterías con las chaquetas de sus chándales. El partido transcurre con normalidad si por normalidad se entiende la algarabía de voces que se dan pidiendo el balón los unos a los otros. Pero la normalidad dura poco. Se rompe cuando, tras un gol que se celebra por todo lo alto por parte del equipo que lo marcó, llega el que parece capitán del equipo contrario con la intención de anularlo por “posible fuera de juego (sic)”. Y se arma la de San Quintín y la de Lepanto juntas. Se agarran, se vapulean, se insultan…Un gigantón tiene agarrado por la cabeza a uno bastante más pequeño que él. Lo ha tirado al suelo y, cuando se dispone a golpearlo, acuden en masa los demás de ambos equipos para separarlos y, a continuación, hacer ver  al grande que se está metiendo con uno mucho más pequeño y más indefenso que él. Al final consiguen, tras un coloquio pacífico, que gigante y enano se den la mano y que todo termine de forma pacífica.

Se reanuda el partido como si no hubiera pasado nada. ¿Se anuló el gol o fue definitivamente gol? Eso es lo de menos.

Tras el episodio, no he podido por menos que pensar en el mundo actual dirigido por adultos. En Rusia, en Ucrania, en nuestra “humanitaria” y culta UE. ¿Os imagináis qué hubiera pasado en el césped si en lugar de acudir todos a separar a los contendientes hubieran acudido con palos y piedras para dárselas al pequeño contra el gigantón? Posiblemente hubiera corrido la sangre, algo que los niños por instinto natural evitaron a toda costa. Pero entonces, ¿por qué los adultos nos volvemos tan insensatos cuando crecemos? ¿Acaso no fuimos un día niños también?

Ahí lo dejo.

Solo dos apuntes más:

1.Formamos parte de un sistema ya establecido de antemano y construido en base a intereses económicos y hegemónicos y al que nos apuntan nada más nacer sin contar con nuestra opinión.

2.Para ello, nos “educan” con arreglo a las normas establecidas por ese sistema.

  ¿De qué nos asombramos entonces? ¿Qué puede salir mal?..... ¡TODO!

 

 

sábado, 1 de julio de 2023

Sin pausa ni medida (Glosa 2)

 

                       

                           

                                  "Mi corazón sombrío te busca sin embargo,

                                    y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.

                                    Mariposa morena, dulce y definitiva,

                                    como el trigal y el sol, la amapola y el agua."

                                                                                Pablo Neruda


 

           Ya perdí la esperanza de mirarme en tus ojos,

          de besar tu sonrisa con mis labios amargos,

          mas, a pesar de todo, como en aquellos días,

          mi corazón sombrío te busca sin embargo.


          Porque te sigo amando sin pausa ni medida,

          porque sigo esperando de ti todo en la nada,

          porque yo amo tu esencia, manantial infinito

          y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.


          Tu eres como la tarde cuando se vuelve sangre

           y me paro abrumado a contemplar su herida,

           eres aire que escapa entre mis torpes manos,

           mariposa morena, dulce y definitiva.


           Mas, te siento cercana en tu trono de olvido

           cual diosa laureada de sonrisa sin alma,

            y te pienso perfecta ensalzando la tarde

            como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

          


lunes, 19 de junio de 2023

Un tiempo sin tiempo

 

Hubo un tiempo con magia

en que el mundo cabía en nuestro barrio

y todo el universo en nuestra risa.


Y era tal la inocencia,

que cualquier novedad era un asombro

y cualquier ocasión, una proeza.


Entonces la existencia

se llamaba ilusión

y, al igual que los ríos en primavera,

llegaba cada día tan crecida,

que anegaba las áridas riberas de la tarde

de juegos infinitos y de risas.


Eran risas por siempre a flor de boca,

manando a borbotones

ante un mínimo guiño de la vida.


Hubo un tiempo sin tiempo,

sólo un breve suspiro

pero, fue tan intenso,

que asentó para siempre los cimientos

del frágil edificio que habitamos después.

 

La infancia es una fábula,

un paisaje de ensueño sin tinieblas,

una gran aventura cada día.

 

La infancia es un tesoro

que enterramos un día bajo el lodo

de las falsas promesas de futuro

tras arrojar el mapa

al insaciable fuego del olvido.

 

La infancia es un regalo de la vida

que sólo valoramos al final del camino,

cuando ya divisamos el abismo.