De haber nacido junto al mar,
hubiera derrochado en admirarlo
tantas horas de sueño,
que el rumor de las olas
sería hoy la dulce melodía
que arrullara a mi triste corazón,
agotado delfín de tierra adentro.
De vivir frente al mar,
mis ojos,agostados de páramos sedientos,
serían ya inmensos lagos
-dos zafiros con sal-
donde tú acudirías a navegar
cual airoso velero
en las cálidas noches del estío.
De haber tenido alguna vez
alma de mar
-de ser alma de mar-,
mis sueños,sedentarios cometas,
se volverían viajeros
y volarían ufanos sobre olas encrespadas
hasta la blanca playa
de tu piel impaciente.