…Y volaron los días
sobre las inquietudes y los sueños,
sobre las alegrías y los miedos,
sobre la sensatez y los delirios.
Y volaron tan lejos
como la juventud y la ilusión,
como la fantasía y la pasión,
como la libertad y la utopía,
como el amor aquel que apenas fue
pero que sigue vivo en la memoria
con la fuerza imparable del misterio
que envuelve para siempre lo factible.
Y se fueron los días y, tras ellos,
se marchó para siempre la esperanza
de encontrarte una tarde entre las flores
recitando mi nombre cual poema
imprescindible y vivo.
Se fueron -¡ay!- tras el viento de marzo
en busca de unos sueños limpios, nuevos,
dejándome amarrado a los recuerdos
y abrazado a la gélida cintura
de esa dama de ademanes sombríos
que solemos llamar Resignación.