domingo, 8 de diciembre de 2024

...porque estás como ausente (GLOSA )

 

                                         GLOSA Nº 6

 

                         Me gusta cuando callas porque estás como ausente

                         y estás como quejándote, mariposa en arrullo

                         y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza,

                         déjame que me calle con el silencio tuyo.

                                                                         Pablo Neruda

 

Me gusta cuando ríes porque llenas el aire

de un vendaval de risas travieso e inocente.

Me gusta cuando hablas porque rompes la tarde,

me gusta cuando callas porque estás como ausente.

 

Si al mirarme presientes que te mira mi anhelo,

enseguida mi fuego quieres hacerlo tuyo

y te agobia la espera de ese abrazo primero

y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

 

Y al final de la noche, cuando duerme el silencio

y tu cuerpo se aquieta tras la amorosa danza,

yo te hablo bajito de mi dicha a tu lado

y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza.

 

Es tu sueño un remanso donde curar los miedos,

donde lavar la herida que me causó el orgullo.

Y cansado de hablarte me sumerjo en la noche:

¡déjame que me calle con el silencio tuyo!

 

  

jueves, 28 de noviembre de 2024

ESPEJISMOS ( I )

 

                     -I-
 
En aquellas noches del verano,
bajo un cielo cuajado de luceros,
salían a pasear por la avenida
que terminaba en la Cruz de los Caídos,
allá junto a las eras.
 
Iban todas cogidas de los brazos y sus ojos,
cual faros basculantes en la noche,
no dejaban de  buscar ese rostro soñado, deseado,
de su último amor entre las sombras.
 
Ella traía de casa la sonrisa
y el brillo en su mirada se encendía
cuando al fin se encontraba con su él
que, absorto la miraba con ojos muy abiertos,
sin tregua en la mirada,
como cuando la luna se extasía
mirando a un mar sereno y apacible.
 
Y al verlo, sus mejillas se ponían
como las amapolas en verano
que, con cada vaivén del viento cálido,
 lucían entre el trigo
cual palpitantes brasas del hogar.
 
Y era esa luz serena y palpitante
de su rostro en la noche del domingo
la que cubría de gloria su existencia
de joven soñador enamorado.
La que hacía de su vida una balsa serena
de cristalinas aguas
donde el cielo bajaba cada tarde a contarse las nubes
por si alguna faltaba.
Que a la noche, a la mágica hora de la lluvia de sueños,
todas y cada una serían necesarias.
 
Cuando llegó el invierno,
él tuvo que marcharse tras la vida.
Se dejaron de ver y solo se llevó como recuerdo
el brillo rutilante de sus ojos,
dos faros inocentes que creía ver brillar
en las horribles noches
en que su mar de fondo se agitaba
bajo el fiero fragor de la tormenta.

 

 


sábado, 16 de noviembre de 2024

Que se detenga el tiempo

                              



                               LXIII

Que se detenga el tiempo que no quiero

seguir la senda oscura y lacerante

de esta perversa noche donde errante

camino tras su sombra prisionero.


Que se detenga el tiempo que yo muero

por ver esa dulzura en su semblante,

por ver sus ojos verdes, su radiante

sonrisa entre la niebla del sendero.


Sin ella, no me queda ya argumento

para vivir. Tan dura penitencia

me produce dolor y sufrimiento.


¡No quiero ya seguir sin su presencia!

Porque vivir así es un tormento

y más que vida es muerte mi existencia.

martes, 5 de noviembre de 2024

El pastorcillo

 


Nació en agosto de 1921, en un pequeño pueblo del norte de Extremadura. Tenía tres años cuando unas fiebres tifoideas se llevaron a la tumba a su padre, aún joven, y esa misma enfermedad terminó también con su madre tres meses después..

 

Al quedarse huérfano, fue adoptado por un tío suyo, hermano de su madre, que acababa de contraer matrimonio. Al cumplir los nueve años, su tío lo empleó como pastor para cuidar de las cabras del amo de la huerta donde vivía la familia como arrendataria. Cada mañana salía al campo con un pequeño rebaño de unas quince cabras llevando una taleguilla con un mendrugo de pan , un trozo de queso, media morcilla patatera y una manzana. Y, oculto en el interior de su blusa remendada, llevaba escondido su más preciado tesoro, una cartilla de primera lectura de las que se utilizaban en las escuelas de entonces para que aprendieran a leer los niños cuyos padres podían permitirse el lujo de escolarizarlos. La cartilla se la compró su tío, hombre de campo pero de ideas progresistas y amante de la cultura, al saber de su interés por aprender a leer. Y así, mientras las cabras pastaban, él se sentaba a la sombra de una encina, abría su cartilla y, en voz alta, iba pronunciando letras y sílabas, una por una, sin dejarse atrás ninguna. Las cabras más cercanas levantaban sus cabezas y lo miraban ensimismadas sin comprender del todo el porqué de aquel soliloquio cadencioso. Él nunca desfallecía, nunca se rendía. Cuando dudaba con alguna letra, buscaba a otros pastores y preguntaba. Algunos, los pocos que conocían las letras, le ayudaban. Los demás, la mayoría, se reían de él y les decían que las letras no eran la comida más adecuada para las cabras.

 

Unos meses antes de cumplir los diez años, hubo cambios en el pueblo. Todos hablaban de alguien que había llegado para cambiar la vida de los pobres, alguien que tenía nombre de mujer, la República. Y, en efecto, a los pocos meses, le dieron a su tío unas tierras en préstamo para que las trabajara. De esta forma, la familia dejó el arrendamiento de la huerta y nuestro pastorcillo dejó las cabras del amo para irse con su tío a trabajar las tierras que  la República les había prestado. Fueron los siguientes unos

años de prosperidad familiar, con días felices y noches memorables con toda la familia reunida alrededor del fuego. Nunca hasta entonces había visto a sus tíos tan felices, disfrutando del trabajo y de sus hijos que habían ido llegando para alegrar sus vidas.

 

Para entonces, nuestro pastor ya sabía leer en cualquier libro y también escribir. A los quince años, escribió su primer poema en el cartón de un librito de papel de fumar. Era un poema de amor, dedicado a la chica de sus sueños. Pero su primer poema coincidió en el tiempo con el comienzo de uno de los episodios más dolorosos de la historia moderna de este país, el golpe militar de 1936 y el comienzo de la Guerra Civil.

 

En la madrugada del 26 de agosto de ese mismo año, un grupo de vecinos del mismo pueblo ataviados con uniformes azules llamaron a la puerta de la vivienda familiar y se llevaron a su tío. Nunca más volvieron a verlo. Dejaba viuda y cuatro hijos, tres hembras y un varón, más nuestro pastorcillo que era considerado un hijo más.

 

A partir de entonces, el hambre asoló a la familia y el pastorcillo, ya casi un hombre, se echó sobre sus hombros la responsabilidad de sacar adelante a esta familia que tan generosamente lo acogió de niño.. Así, en 1941, en plena hambruna de posguerra, decidió emigrar la familia al pueblo vecino, más grande y próspero, en busca de un trabajo que les permitiera al menos subsistir. Se instalaron pues en el nuevo pueblo y allí comenzaron una nueva vida no sin pasar por unos primeros años llenos de dificultades por la falta de trabajo y, sobre todo, por ser tratados en más de una ocasión como vecinos de segunda categoría. Aún así, consiguieron salir adelante.

 

Años más tarde se casó con una joven  de su mismo pueblo que ,como él, había venido con su familia a buscarse la vida. Al nacer su primer hijo, se prometió a sí mismo luchar hasta agotar sus fuerzas para darle estudios y conseguir así que tuviera una vida mucho mejor que la que él había tenido.

 

La historia de este niño-pastor es una de esas historias desconocidas pero no por ello menos ejemplares que otras que sí conocemos hasta la saciedad. Desde mi punto de vista es la historia de un héroe anónimo que pasó por la vida sin que se le

reconocieran sus enormes méritos como persona como fueron la entrega y el sacrificio por los que amó y ese constante afán de superación con los más elementales medios. ¿Acaso no es una hazaña hacerse cargo de una familia con dieciséis años y en las peores condiciones económicas, políticas y sociales sacarla adelante?

 

Murió muchos años después convencido de que la vida aprieta pero no ahoga si se tiene la voluntad de luchar por sobrevivir a toda costa.

 

Esta historia está dedicada a todos los héroes anónimos que, como nuestro pastorcillo, han nacido en esta sufrida tierra llamada Extremadura. Está basada en hechos reales. A mí me la contó el propio pastorcillo, casi un anciano ya, mientras me calentaba al fuego sentado en sus rodillas en una de las frías tardes de un invierno cualquiera de mi infancia.

 

                                                                                              

martes, 15 de octubre de 2024

Un café solo

 

Pausa y café
en mesa baja
de frío mármol
–como la tarde-
mirando al mundo
tras los cristales
sucios y opacos
del viejo bar. 
 
Momento dulce 
para mirarme,
para perderme 
entre las ruinas 
de mis derrumbes. 
Para encontrarme 
conmigo mismo,
viajero esquivo
que va sin rumbo
por los senderos
de un laberinto
con altos muros
de realidad. 
 
Tregua ocurrente, 
para lavarme 
la ropa sucia 
tras la batalla 
por la decencia. 
Para cubrirme 
mis paradojas
–viejas heridas
de la razón- 
con tibias gasas 
de dignidad. 
 
Pausa precisa, 
para ser, sólo 
por diez minutos, 
pieza que encaje 
en el engranaje 
de este artificio
de sociedad. 
Para engrasar 
la noble rueda 
de mis propósitos, 
esa que oxidan 
día tras día 
las humedades 
de este sistema 
frío, parcial. 
 
Un café solo 
para curarme 
los arañazos 
de ese felino 
sediento y ávido, 
de ese salvaje
 libre mercado 
 neoliberal. 
 
Un café solo
a solas conmigo. 
Luego, a la calle, 
a ser de nuevo 
sólo carnaza
para esa fiera
que nos enjaula
tras los barrotes
de “su” verdad.
A ser de nuevo
sólo un juguete
de este sistema
ciego y enfermo 
cruel y voraz.
 



sábado, 5 de octubre de 2024

NIÑOS


Ser niño significa sentir que la vida está llena de  muchas alegrías y de algunas pequeñas y esporádicas tristezas.

Más tarde, el día en que te das cuenta que las pequeñas y las esporádicas son las alegrías, ese mismo día es cuando dejas de ser niño para siempre y te conviertes en un vulgar adulto que los otros adultos han captado para su secta AAN (Adultos Asesinos del Niño). Del niño que un día fueron.

martes, 24 de septiembre de 2024

Tras el viento

 


Se marchó tras el viento del otoño
una tarde de sábado con prisas
y en los blancos senderos de mi alma
se dejó un frío manto de hojas muertas
que crujían de dolor a cada paso
de mis horas vacías sin su risa.
 
Cada noche a través de la ventana
noviembre me traía su recuerdo. .
Solo el viento me hablaba de su ausencia
con silbos lastimeros de nostalgia
que luego yo vestía de poesía:
alimento ficticio para el alma.
 
Aquel otoño fui sólo un fantasma
vagando por los múltiples rincones
donde sus manos exploraron mi espalda,
donde sus labios besaron mi tibieza,
donde sus ojos, abiertos a la noche,
reclamaban de mi absurda indolencia
al menos el calor de la palabra.
 
Se marchó de repente, sin razones,
tras la estela de un sueño nuevo y vivo
llevándose con ella mi silencio,
dejándome su risa, su mirada
flotando en el vacío de mis noches,
grabadas en mi mente a fuego lento 
para incendiar las frías madrugadas.


jueves, 5 de septiembre de 2024

Los últimos amantes

 




Ríen abrazados los últimos amantes junto a un mar ahora plácido y casi liberado de miles de ruidosos turistas de ocasión. Apuran los atardeceres de este intenso verano cálido y envolvente entre abrazos y risas. Y en cada nuevo abrazo, se funden en un beso   largo y apasionado mientras el sol se muere de viejo a sus espaldas ahogándose en el mar.

 

Se atemperan las tardes de este septiembre neutro y anodino. Mientras, sus días obreros van torneando una preciosa cuna con madera de hayas, de sauces, de castaños...para el otoño-niño que llegará una tarde cualquiera entre brillos dorados y entre sábanas tibias. Y un viento renovado anunciará, con ráfagas de lluvia, su feliz nacimiento. Nos llegará el otoño con un sol amarillo bajo el brazo y una risa de ámbar transparente que hará brotar, cual manantial divino, el mosto azucarado de las cepas.

 

Se despereza la luz de la mañana sobre los tejadillos repletos de vencejos soñolientos aún. Más allá de las torres sin almenas, se desnuda la sierra de perennes verdores y se pone su camisón de niebla para dormir un sueño que durará seis meses, hasta la siguiente primavera. Es tiempo de nostalgias, de añoranzas de unos días sin horas y sin prisas que, al igual que las aves migratorias, se escaparon huyendo de los fríos. Es tiempo de reposo, de planes y proyectos para el futuro incierto que, como un tren cansado y renqueante, nos lleva sin remedio, entre enormes volutas de humo negro, hacia el túnel oscuro del invierno.

 

Los últimos amantes regresan a sus casas de cálidos salones con paisajes marinos que a ratos mirarán con furtivas miradas de ojos entornados. Dejan atrás la playa y se llevan, guardados bajo llave y en cofres de colores, las risas y los besos del verano. Es su mayor tesoro.

El próximo verano volverán para rendir tributo, un año más, al amor, a la vida...

 

lunes, 12 de agosto de 2024

Este extraño verano de silencios y cantos de sirena

 

          Amanece.

El alba se sonroja.

Inhalo el nuevo día que me llega

con un intenso aroma de magnolias.

La aurora hace su magia

y extiende sobre el parque desierto y taciturno

un soleado manto de esperanza

que se dejó olvidado la noche, para mí.

En el aire, dádivas de ternura para el alma,

cansada de morir.

 

Mediodía.

El sol, desde lo alto, nos vigila.

Incendia las ideas.

Y me da por pensar cosas extrañas...

¿Es el amor más dulce que el olvido?

¿Será la vida sólo un breve desvelo sin sentido

entre dos largos sueños de imperturbable paz?

Mediodía, silencio.

Mediodía, calor, abulia, siesta,

piel húmeda, pereza

incluso de existir, de ser persona...


A la tarde, las petunias dormitan y descansan

de su orgía con el sol.

Y una brisa, oculta todo el día,

asusta, de repente, a dos zorzales

que buscaban semillas entre el césped.

El alma se serena.

La tarde nos rodea con sus brazos

de madura y experta cortesana en busca de consuelo. 

Las palabras comienzan a surgir

para un triste poema de besos y nostalgias.

Para un fugaz poema

que se irá con el viento, como siempre,

en busca de tus ojos.


La noche me fascina,

desde niño.

¡Es tan bella la palabra crepúsculo!

¡Se ve tan insondable, tan secreta!

La noche se me antoja

una oculta utopía de la vida,

un fecundo vacío

capaz de las proezas más sublimes.

La lágrima postrera del dios Zeus

tras crear el Olimpo.

Es por eso, tal vez, que en la noche me pierdo

con frecuencia,

entre dulces delirios de grandeza

o entre lánguidas notas seductoras

de cantos de sirena.

                                               2020

                                                

                                  (Poema reeditado y mejorado…creo)