Con
un grito de luz estalla la mañana.
Por
entre los parterres florecidos,
sobre
una pasarela imaginaria,
se
afanan las inquietas mariposas
en
lucir sus modelos primavera-verano
de
temporada alta.
Y
al desfilar, se ríen
con
risas de colores cuando mueven
sus
delicadas alas.
Hay nubes blanquecinas por poniente.
El
aire huele a rosas,
a
jazmín, a lavanda.
Es mayo, que se va
con
su cara radiante de tanta lozanía.
Lo
dicen los jardines.
Lo
confirman los parques,
las
plazas, las glorietas,
las
amplias avenidas.
Y mientras, la ciudad
despierta
y se arrebola,
se
despereza al sol,
se
relaja y respira
el
aire transparente de este mayo travieso
que
se aleja sin prisas.
Se viste de colores la mañana
y
se llena de vida.
(Por entre aquellas nubes de poniente
que coronan la sierra,
se acerca cabalgando la esperanza...)
mayo-2013 (Reedición)
(Me acordé de este poema este lunes tan especial de resaca electoral: mayo se va, ¿volverá la esperanza?)