jueves, 12 de noviembre de 2020

Las cosas simples

 

“Solo cinco cosas tienen un valor absoluto para el ser humano: el aire, el agua, los alimentos, el medio ambiente y las otras personas. Todo lo demás tiene  un valor relativo”

 

Estas nubes oscuras de noviembre, cargadas más de angustia que de agua, no anuncia alegría precisamente. Son negros nubarrones que nos miran muy fijos al fondo de los miedos, que presagian tormentas en el alma. En el alma de todos, cansadas ya de esperas y promesas.

Nos creímos los seres más bizarros, los más fuertes y audaces del planeta. Y un ser imperceptible, apenas una idea, nos está derrotando.

Y es ahora, precisamente ahora, cuando echamos de menos los momentos que antes sólo eran simples actos rutinarios sin más importancia ni categoría que la de ser una norma social : la charla ocasional con un vecino amable, unas cañas rodeados de amigos, un paseo por el campo con la familia a la puesta del sol, un beso en la mejilla de la madre, un apretón de manos, un abrazo…Son cosas que teníamos como al margen de nuestros intereses “importantes”. O aquellos que creíamos importantes.

Hemos vivido, prácticamente desde los comienzos de nuestra aventura como especie, con el paso cambiado, con la brújula rota. Caminando sin rumbo por senderos de piedras puntiagudas, por campos minados, siguiendo las rutas más intrincadas para llegar a no se sabe dónde. Hemos vivido al margen de la vida, matando nuestros sueños inocentes, aquellos que nacieron con nosotros, en el camino hacia una supuesta cima de cartón piedra, la del poder y la riqueza. Corriendo como locos en busca de una felicidad eterna pero imposible y frustrante por estar vacía de contenido. Hemos equivocado nuestros pasos huyendo de lo simple, por creer que era lo inútil. Viviendo sin saber qué era vivir. Amando sin creer en el amor. Riendo sin motivos, sin amar nuestra risa. Llorando en los rincones más oscuros por vergüenza a mostrar nuestros sentimientos. Hemos quemado un tiempo tan precioso en hogueras sin llamas, que apenas queda ya ilusión alguna que nos haga seguir. Somos, en resumen, un flagrante fracaso como especie.

Ojalá que, tras esta extraña guerra contra un enemigo invisible como es el virus, nos demos todos cuenta de que vivir es algo más simple de lo creíamos, más cercano y sencillo. Ojalá que aprendamos a apreciar el valor de todo lo que importa de verdad. De la lluvia serena y silenciosa cuando riega los campos. Del aire limpio y puro  que llena de salud nuestros pulmones . Del sol que, en las mañanas gélidas de invierno, calienta nuestra piel desnuda. De esa luz portentosa del verano iluminando el mundo. Del  cielo azul turquesa en las tardes serenas de la primavera. De esa luna redonda, de cercana belleza, alumbrado la noche. De los ojos de un anciano cuando recibe un gesto de cariño. De la risa de un niño cuando es libre y feliz. De cada amanecer, un regalo diario de la vida , tal vez el más valioso de todos los regalos…Ojalá.

 

                                 Mercedes Sosa  - Canción de las simples cosas