domingo, 30 de agosto de 2015

Este extraño verano de silencios y cantos de sirena





Amanece.
El alba se sonroja.
Inhalo el nuevo día que me llega
con un intenso aroma de magnolias.
La aurora desparrama sobre el parque desierto
toda su magia
y un manto de esperanza
que se dejó olvidado la noche, para mí.
En el aire, dádivas de pureza
para mi alma, cansada de morir.


Mediodía.
El sol, desde lo alto, nos vigila.
Se incendian las ideas.
Y me da por pensar cosas extrañas...
¿es el amor más dulce que el olvido?
¿serán los sueños susurros de las almas
rechazadas un día por el amor?
Mediodía, silencio.
Mediodía, calor, deseo, siesta,
piel húmeda, pereza
incluso de existir, de ser persona...
Incluso de rendir tributo a la pasión.


A la tarde, las petunias dormitan y descansan
de su orgía con el sol.
Y una brisa, oculta todo el día,
asusta, de repente, a dos zorzales
que buscaban semillas entre el césped.
El alma se serena.
Las palabras comienzan a surgir
para un triste poema de besos y nostalgias.
Para un pobre poema
que se irá con el viento, como siempre,
en busca de tus ojos.
  

La noche me fascina,
desde niño.
¡Es tan bella la palabra crepúsculo!
¡Se ve tan insondable, tan secreta!
La noche se me antoja
una dulce utopía de la vida,
un fecundo vacío,
la lágrima postrera del dios Zeus
tras crear el Olimpo.
Es por eso, tal vez, que en la noche me pierdo
con frecuencia,
entre dulces delirios de grandeza
              o entre lánguidas notas seductoras
de cantos de sirena.



                                 julio 2011 (reedición)


                                   

 

 

 

 

 

 

 

 


 

lunes, 24 de agosto de 2015

Cantilena de amor




Que se oculte la luna que no quiero
ver de nuevo su pálido semblante
que prefiero ser ciego caminante
por sinuoso y recóndito sendero.

Que se oculte detrás de aquel otero

que no quiero mirarla ni un instante
que si vuelve a cantarme su galante
cantilena de amor, de pena muero.

Ella fue la culpable, sólo ella

de que inerme la aurora me encontrara
suspirando de amor entre unos brazos.

¡Era su piel tan blanca! ¡Era tan bella

que al partir, el cantar que me cantara
me partió el corazón en mil pedazos!


lunes, 17 de agosto de 2015

El tiovivo






Tú, tan pequeña ante la inmensidad de un sueño hecho al fin realidad, el sueño de viajar en un tiovivo.

Miras embelesada las luces, los colores, los caballitos de ojos de cristal, las sillitas ingrávidas dispuestas a llevarte en volandas a ese feliz encuentro con las hadas y no puedes por menos que abrir mucho los ojos ante toda esa magia.

Aún ignoras que este enorme tiovivo es una alegoría de la vida. Que, cuando subas a él, sólo te llevará una y otra vez al punto de partida. Y sin embargo, al dar vueltas y vueltas, tú soñarás que vas a alguna parte, a un lugar mágico habitado por hadas y muñecas.

 Lo mismo nos ocurre a los adultos en ese otro tiovivo que es la vida: nos pasamos la existencia dando vueltas y vueltas para volver irremediablemente al punto de partida, a la negra oscuridad de la que un día surgimos.

Pero no importa. Porque a fin de cuentas, no es el destino lo importante, sino el camino que recorremos para llegar a él. Y es que ese bello sueño tuyo de dar vueltas y vueltas a ti te hará feliz. Y eso es, al fin y al cabo, lo que cuenta. Aún te falta mucho para descubrir la triste realidad. Ojalá no lo descubras nunca. ¡Así que, date prisa pequeña, el tiovivo te espera!

Súbete a un brioso corcel de largas crines  y deja volar tu imaginación. Deja libres tus sueños que ellos te llevarán donde deseas. Cabalga contra el viento de la cruel realidad y ríe y sé feliz. Quien sabe, tal vez lo único real sea tu viaje y todo lo demás sólo un sinfín de negras pesadillas.Tal vez.

Buen viaje, pequeña.


domingo, 9 de agosto de 2015

Mar tranquilo



                                     Matalascañas (Huelva)  (Fotografía propia tomada con el móvil)


¡No sé que tienen las olas
que brillan como diamantes
y arrullan a los amantes
que viven su amor a solas!
Y ríen las caracolas
mientras llora una guitarra;
al cante, doña cigarra,
flamenca y de talle fino:
 desde la copa del pino
su voz el aire desgarra.

El sol, cansado de cielo
se inclina buscando el mar:
el agua quiere besar
para sofocar su anhelo.
La tarde se peina el pelo
y sobre el mar lo derrama,
quiere meterse en la cama
antes que llegue la noche
con su risa, su derroche
 y su ardor de joven dama.

Y es este mar apacible
el que me acerca a tus ojos
cautivos tras los cerrojos
de un amor inaccesible,
de un amor tan imposible
como el planeta lejano 
al que tendemos la mano
para sentir su presencia.
¡Ay, cómo duele tu ausencia
este tórrido verano!


sábado, 1 de agosto de 2015

Luna azul





(Con el nombre de luna azul se conoce a la segunda luna llena que tiene lugar en un mismo mes.En este de Julio hubo luna llena el día 2 y volvió a ser luna llena ayer,día 31)


Asoma esta luna tardía de julio
su encendido rostro tras el promontorio
para iluminar mis sueños más viejos.

Unos sueños que ya desde niño
ansiaron conquistar el mundo
y que no sabían que algún día lejano
perderían el lustre
e incluso hasta el nombre.

Hoy se han vuelto grises,igual que mi pelo.
Hoy son sueños blancos sin otra intención
que abrazar al alba cada nueva aurora.

Esta luna azul
que sonríe cual niña traviesa,
me arrastra tras ella,
me lleva en volandas
hasta el sitio exacto del dulce recuerdo,
a otra luna llena de otro julio cálido
de hace mucho tiempo
donde unos labios sedientos de besos,
trémulos de frío,
rondaban alientos para que otros labios
saciaran su sed.

Pero era otro mundo.
Allí las hogueras ardían sin mesura,
sin ningún sentido.
De sus llamaradas,
al filo violeta de las madrugadas,
tan solo quedaban
las frías cenizas del cruel hastío
tras las horas álgidas de los desvaríos.

Aquel era un tiempo de vino y estrellas,
de puro derroche,
de errante locura.
Un tiempo que entonces creíamos feliz
porque nos sobraba,
porque nos manaba por todos los poros.
Mas, ya nació muerto,
con la fecha exacta de caducidad
escrita en sus horas.

Aquel río de "dicha" nunca llegó al mar.
Detuvo su curso
en los ojos ciegos de un puente obstruido
por tanta resaca,
en las horas yermas ahogadas en copas 
de cáustico alcohol,
en el deambular con rumbo perdido
hacia el abandono
de las marionetas tras el festival.

Aquel otro julio incendió la sangre
de todos a un tiempo
y puso a enfriar
cualquier llamarada de posible amor.

Por eso esta luna tardía de julio
apenas me habla.
Solo es un remedo de aquella otra luna,
una cruel parodia
que solo me sirve para recordar
que hubo un tiempo cierto,
un único tiempo
que se me escapó como escapa el agua
por entre los dedos.
Un tiempo precioso
que huyó tras la luna 
y allí se quedó para siempre flotando
en el negro cielo
de los sueños rotos.