sábado, 22 de diciembre de 2012

De nuevo solo.



Ya me tienes aquí,de nuevo solo.
Otra vez me dejaron con mis miedos
colgados de un cordel
al sol de agosto.

Y van ya...no sé cuantas.
Pensé que a estas alturas de la vida,
con las cuatro lecciones aprendidas,
ya nadie más podría dejarme así,
tan solo,tan vacío.
Pensé que estaba ya curado de ternuras
y de amores humanos y divinos.
Y veo que no es así.

Que sigo derrapando en cada curva
de unas firmes caderas.
Que me sigo extasiando con el brillo,
culpable o inocente,
de una intensa mirada.
Que no puedo dejar de sonreír
ante cualquier sonrisa.
Que no aprendí,que no,
a separar el grano de la paja
en esto del amor.

Y por eso seguimos navegando,
mi soledad y yo,
por mares procelosos de sueños imposibles.
Por eso y porque nunca me gustó
navegar en cruceros refinados
de alta velocidad,
esos que nunca atracan en puertos solitarios,
que te llevan directo al "paraíso" 
anónimo y jovial
del sexo sin amor,
donde dicen -los que ya regresaron-
que no existe la pena
porque nada se juega el corazón...