jueves, 5 de diciembre de 2013

Soneto XLIX (Amores)





Hubo un primer amor de risa y luna,
fue un amor con sabor a caramelo
que se quedó a vivir entre su pelo
velando sus ojitos de aceituna.

Llegó luego de forma inoportuna
un amor más real, de pies en suelo,
un amor de arrebato, de revuelo,
que duró lo que el sol de mi fortuna.

Y por fin, un estío sofocante,
cuando el trigo ya estaba sazonado,
llegaste tú con nieve en el semblante
para apagar mi fuego enamorado.

Te fuiste tras el viento de levante…
¡Nunca volvió el amor aquí, a mi lado!