Me gustaría saber
qué piensas tú del mundo
y qué piensas de mi.
Me miras
y acaso una sonrisa clandestina
se dibuja en tus labios.
Y yo te la devuelvo
con ridículo gesto
de cómplice colega.
Tampoco sé que ves
cuando tus ojos
permanecen abiertos,muy abiertos,
durante mil segundos por lo menos...
¡Sé tan poco de ti!
Me gustaría saber
qué dosis de cariño le regalas
a tu mejor amigo.
Me gustaría saber si crees en el amor.
Si te gustan las niñas que deslumbran
o más bien las que miran
con ojitos de miel
detrás del resplandor.
O si al fin no te gustan
ni unas ni las otras.
Si piensas en el día que pasó
cinco minutos antes de dormirte.
O si sueñas despierto alguna vez...
Quisiera comprender
por qué son tus lecturas,nada más,
que aventuras fantásticas
de seres imposibles.
Y es que quisiera verte
más cerca de este suelo que pisamos,
para que tus caídas no te duelan...
¡Somos tan vulnerables
arriba,en las alturas!
Por querer,yo quisiera
enseñarte todo lo que yo sé
sobre la vida,
(que no es tanto,no creas),
para que lo aprendieras de una vez,
como se aprende un verbo.
Para que cada tiempo conjugado
no fuera acompañado de un fracaso,
como me ocurrió a mi.
Para evitarte crueles cicatrices
de heridas que te marquen
para toda la vida.
Aunque alguien me dijo,
en una noche de estrellas muy cercanas,
que la vida es algo personal
e intransferible.
Y es por eso
por lo que te deseo mucha suerte
en tu periplo.
Pero quiero que sepas
que al lado del camino,
siempre hallarás la mano de tu padre
dispuesta a levantarte
cuando caigas herido.