Fotografía de Google
Cielo ceniciento
con nubes de plomo.
Tras el cementerio,
allá, por la sierra,
fugaces relámpagos.
Y aquí, junto al banco
del parque desierto,
una sombra pasa
corriendo, asustada...
La noche se cierra.
El alma, intranquila,
se encoge de pronto
detrás de la verja
cuando de repente,
allá por la sierra,
otro latigazo
de luz blanquecina
se hunde en la tierra.
Luego, el bronco trueno
que irrumpe en el valle,
rueda por los cielos
de esta ciudad mustia
que hoy parece muerta.
Las primeras gotas
gruesas se desploman
sobre los tejados
en la tarde negra.
Ya es noche cerrada.
El parque, sombrío.
Mi alma se encoge
detrás de la verja
-nuevo escalofrío-
Llegó la tormenta...