sábado, 5 de diciembre de 2020

Heterodoxo

                  

Tal vez no todo sea tan sencillo
en este mundo nuestro de amantes preceptivos
y, bajo la obviedad de la simpleza,
nos espere dormido cualquier duende sin alma
de esos que juguetean con el destino
de los pobres mortales
que creen que el amor consiste en copular
una vez por semana
equiparando amor con subsistencia.
 
Quizás lo que hoy es luz serena y fascinante,
se vuelva oscuridad
cualquier sábado de estos
y entonces, esos equilibrados besos nuestros,
tan tuyos y tan míos,
sin otra opción posible,
se pierdan río abajo de la vida
en busca de otras bocas más ardientes.
 
O quien sabe, quizás
cualquier tarde de estío,
de las que se eternizan bajo un sol sofocante,
nos sumerjamos sin apenas quererlo
en unos ojos grandes y serenos
de promesas azules
tan solo por nadar en aguas menos mansas,
más frescas y excitantes.
 
Y es que el amor perfecto es utopía
pero también veneno
inyectado en los yermos corazones
que aborrecen la negra soledad.
Amar, sí, con el alma en cada encuentro.
Pero siempre pensando que a este mundo
si hay algo que lo viste de colores
es su cautivadora variedad.