Lloran las acacias sus lágrimas negras
sobre las aceras sucias,solitarias,
de esta ciudad muerta que me ahoga el alma
desde el mismo día en que te marchaste
en busca de sueños en otras miradas.
El viento,que sabe de amores lejanos,
se llega a mi puerta cada madrugada,
me silba canciones que hablan de tus ojos
-dos lagos serenos de un mirar profundo-
y hablan de tus labios,dos fresas amargas.
Y en la hora exacta de la tarde esquiva,
se acerca a mi triste soledad enferma
y me trae aquellas fragancias azules
de tu pelo negro,de tu piel morena
después de una noche de amores con luna.
Lloran las acacias y encienden sus ojos
miles de farolas por las avenidas
mientras vago errante en pos de un delirio,
de un sueño perdido en la noche del tiempo,
de un amor sublime oculto en la niebla.