Si
no acudo a diario
sediento
de belleza
a
beber de tus versos,
la
noche me resulta
vana
espera del sueño,
vigilia
atormentada.
Si
no palpo el latir
del
tierno corazón
que
late en tus poemas,
imposible
sería
convertirme
en gaviota
sobre
la blanca playa
de
un mar de olas prendidas
de
tu sonrisa alada.
Si yo nada supiera
de tu voz, de tu numen,
sería
náufrago errante
en
un mar turbulento
perdido
entre la niebla.
Errante
peregrino
sin
norte ni reposo
volando
hacia el abismo
de
los muertos sin nombre.
Beber de tu poesía
me ha dotado de alas,
me ha convertido en fénix,
me
ha elevado a la cima
de
los sueños eternos.