Ahí afuera,
el vibrante silencio rompe todo equilibrio.
La luna se ha plantado –redonda,
anaranjada-
sobre la vieja ermita que vela en La
Montaña
por todas nuestras almas.
Venus tiembla en lo alto con brillos
indecisos.
Palidecen de frío y abandono
las pálidas camelias del parterre .
Y el césped del jardín, se arropa poco
a poco
con la sábana blanca de la helada.
Enero se presenta sin tapujos,
sin máscaras amables,
y me deja su aliento congelado
por todos los rincones de la casa.
La luna se ha escondido tras unas nubes
negras
que sueñan con ser lluvia en la
alborada.
La noche fluye gélida y hermosa.
Tiritando de frío y de nostalgia
de otras noches como esta junto al
fuego
de tu cuerpo de ninfa apasionada,
me voy de la ventana.
Junto a los troncos muertos que
crepitan
en la cálida y roja chimenea,
se adormece mi alma.
Enero-2019