No vengas.
No regreses.
¡Que ya no es necesario!
Que ya me acostumbré a tu larga ausencia.
Y ahora seré yo
el que vaya a tu encuentro.
¡Espérame...!
Espérame donde la luz es tenue,
donde el rumor del viento es dulce melodía.
Donde el tiempo,indiferente ya,
no destruya nuestros sueños de entonces.
Espérame tranquila,
dibujando mañanas de soles amarillos,
como aquellas que oyeron nuestras risas.
Entonando canciones entre campos de trigo,
perfilando siluetas sobre el lienzo morado
del gélido horizonte de noviembre.
Espérame donde la blanca espuma
de riachuelos locos
describe remolinos entre cantos rodados
y,abrazada a la piedra lisa y fría,
se rompe en mil pedazos
para morir al fin de desengaño.
Espérame en la tarde luminosa
del cálido verano,
como aquel que vivimos junto a un mar
celoso de tu cuerpo.
O en la noche serena y apacible
de un abril con estrellas.
Espérame encendida
cual rosa roja de un remoto jardín
huérfano de rocío,
para que yo te empape con la lluvia
de mil noches de espera.
Espérame risueña,enfurecida o triste,
que yo sabré encontrarte...
¡Sé que te encontraré
en todos los paisajes de la tierra...!
¡Espérame...!
Noviembre-2010