Siento como un latir de deseos dormidos
rondando por la oscura oquedad de mis silencios,
y es esa oscuridad sin fe la que me impide
distinguir claramente las noches de los días.
Y siento que me hundo en el abismo incierto
de quien tuvo una vez el cielo entre sus manos
y lo perdió una tarde de sentimientos muertos.
Tú nunca me negaste el agua de tu fuego
ni pusiste cadenas a mis ansias de ser
-los espíritus libres no saben de miserias-.
Por eso,cuando el tiempo rodeó tu cintura
y te habló del fantasma de la infame rutina,
decidiste partir en busca de utopías
porque nunca supiste aclimatar tus huellas
a un lugar solamente.
Y me quedé desnudo en medio de la nada.
Muchos son los caminos que llevan al olvido,
pero tú te dejaste tanto amor en mis noches,
tanta dulzura presa en el mar de mis sueños,
que siento que ya nunca saldrás de mis poemas,
que en cada verso nuevo siempre estará tu risa
para llenar de luz mi vida tenebrosa
con el halo vital de tu dulce recuerdo.