jueves, 11 de febrero de 2021

¡No me contéis más cuentos!


 

“Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos
y sé todos los cuentos”

                    León Felipe, poeta.



No me habléis de milicias necesarias
ni de potentes armas disuasorias;
guardad esas ideas contradictorias
que sólo son ideas totalitarias.

Habladme de hermandad y tolerancia,
habladme de diálogo y respeto,
de borrar de este mundo por completo
todo signo de cruel beligerancia.

No me contéis el cuento humanitario
ni me habléis de las pías oenegés;
arrojar dos monedas a los pies
de un mendigo, no es ser más solidario.

Contadme que por fin en este mundo
se reparte con justicia la riqueza.
Contadme que es el fin de la pobreza,
que no existen ya niños moribundos.

 
¡Basta ya de políticos ineptos
comprados por las clases dirigentes!
¡Basta ya de embaucar así a la gente
con palabras vacías de conceptos!

 

No me pintéis paisajes de colores

con tal de conseguir un buen escaño:

sois diestros en el arte del engaño,

nada sabéis de sueños ni valores.

No me habléis de pecado y penitencia
ni de vida más allá de la muerte;
bastante infierno es ya la triste suerte
de aquellos que aborrecen la existencia.

No me contéis de hazañas inmortales,
no digáis que la fe mueve montañas;
que esa fe os remueva las entrañas
para evitar que sufran los mortales...

...y eliminad fronteras y aduanas,
y despejad caminos y veredas,
derribad el poder de la moneda
y salvad de una vez la raza humana.

 

 

miércoles, 3 de febrero de 2021

Febrero

 

Se oculta la mañana

tras un sol amarillo, casi enfermo,

y no veo sonrisas por las calles,

ni un gesto de esperanza,

ni una mirada franca,

ni un guiño de amistad.


Febrero nunca fue tiempo de risas:

si dejamos de lado el carnaval,

nunca trajo consigo grandes citas...

¡es tan poquita cosa como mes!

Tal vez por eso,

por su falta de brillo y de estatura,

inspira tal ternura

que en su justa mitad vive el amor.


Es como un niño triste

que perdió sus juguetes

entre la confusión del oleaje

que azota sin piedad los bajos fondos

de esta goleta herida sin rumbo definido.


Y este lunes al sol de la desidia

no pinta nada bien.

¡Pobre país! Triste regreso el tuyo

de una fiesta sin lustre, desnortada,

donde tan solo fuimos

estatuas sin alma,

invitados de piedra a un festín sin  burbujas

tras la necia consigna

de que había que salvar la Navidad!


Nos creímos que el resto de los días

serían de vino y rosas

y sólo las espinas nos quedaron

detrás de las ojeras agrietadas

tras la amarga resaca

de la fatalidad.

 

Volvieron las penurias de hace un año

y las cifras de muertos por decenas.

Ha regresado el miedo a los hogares

de este país de coplas contra el hambre,

de aplausos en los ruedos contra el fraude,

de misas y rosarios frente a la adversidad.

De firmes tradiciones  ancestrales

grabadas como a fuego en nuestros genes

tras siglos de incesante oscuridad.

 

Febrero se desliza entre la niebla

añadiendo un pellizco de ternura

a la amarga tristeza

de un tiempo de pandemia y soledad.