sonrosada de besos
toda tú, como diosa
delicada y lejana,
como una virgen-niña
de cándida sonrisa
bañada por la luz
de una perfecta aurora
te imagino esta noche
de insondables anhelos.
afuera ruge el viento
con furia decembrina
y en mi desierta vida
se ha colado de pronto
la dañina tristeza
vestida de hechicera
para robar mi calma,
para embriagar mi sueño
con la pócima amarga
de la infausta nostalgia.
sonrosada y lejana
cual astro inalcanzable
en un cielo infinito
te presiento esta noche
aquí, en mi triste alcoba
inhóspita y helada...
¡errante peregrino,
incansable quijote
tras un sueño imposible,
tras la huella invisible
de una eterna ilusión!