Tal
vez no todo sea tan sencillo
en
este mundo nuestro de amantes "satisfechos"
y,
bajo la obviedad de la simpleza,
nos
espere dormido cualquier duende sin alma
de
esos que juguetean con el destino
de
los simples mortales
que
creen que el amor consiste en copular
una
vez por semana
homologando
amor con subsistencia.
Quizás
lo que hoy es luz intensa y fascinante,
se
vuelva oscuridad
cualquier
sábado de estos
y
entonces, esos equilibrados besos nuestros,
tan
tuyos y tan míos,
sin
otra opción posible,
se
pierdan río abajo de la vida
en
busca de otras bocas más ardientes.
O
quien sabe, quizás
cualquier
tarde de estío,
de
esas que se eternizan bajo un sol sofocante,
nos
sumerjamos sin apenas quererlo
en
unos ojos grandes y serenos
de
promesas azules,
tan
solo por nadar en otras aguas
menos
mansas,
más
frescas y excitantes.
Y
es que el amor perfecto es utopía
instalada
en los yermos corazones
para
huir de la negra soledad.
Amar,
sí, con el alma en cada encuentro,
pero
siempre pensando que a este mundo
si
hay algo que lo viste de colores
es
su cautivadora variedad.