lunes, 7 de marzo de 2022

Todos mis miedos

 

 

Allá por lo veinte años
mis miedos no eran corrientes,
eran miedos tan valientes
que ahora se me hacen extraños.

Tenía miedo a sentir miedo.
Miedo a dormirme al amparo
de una cálida guarida.
Miedo a vendarme la herida
antes de oír el disparo.

Tenía miedo a traicionar
mis ideas, por radicales,
y a vender mis ideales
en cualquier barra de un bar. 

Miedo a regresar del miedo.
A volver sobre mis pasos
por no encontrar la salida,
o a solucionar mi vida
mirando el fondo de un vaso.

Miedo a quedarme sentado 
en mitad de la carrera.
Miedo a bajar la escalera
sin alcanzar el tejado

 

Y a sentirme hoja caída
que el viento mueve a su antojo.
Y a perder todo mi arrojo
ante una causa "perdida"

 

Hoy mis miedos son distintos,
más ligeros de ideales,
pero aún así, los mortales,
no entienden mis laberintos.

Hoy mi miedo es la tristeza
en los ojos de los niños.

Hoy mi miedo es por los guiños
entre justicia y riqueza.
Miedo a la falta de pan
para millones de seres
mientras suenan misereres
o se recita el corán.

Miedo a que nadie me hable
de ternura, de poesía
y a que sea la economía
el tema más honorable.

Miedo a la Naturaleza
en su furia desmedida
vengándose resentida
por nuestra triste torpeza.
Miedo a la falta de amor,
a los valores ficticios,
a un mundo lleno de vicios
y a los que aplastan la flor.

Miedo a que los agresores
sigan pisando las calles
y miedo de que no callen
los fanáticos censores.


Y a las falsas esperanzas
vendidas en los altares
y a las armas nucleares
y a las grandes alianzas.

Pero el mayor de mis miedos
es el miedo de pensar
que un día cualquiera, al mirar
a mi alrededor, me encuentre
que no hay nadie y que la gente
que amé con amor sincero
me ha dejado prisionero
de esta, mi excéntrica mente.


              (De "Versos al atardecer")