miércoles, 1 de febrero de 2012

Bucólico atardecer



Extendida sobre el valle,
arropando al riachuelo,
una niebla densa y blanca
se abraza a los chopos viejos.

Por poniente,el horizonte
se tiñe de nubes rojas:
el sol juega al escondite
con las luces y las sombras.

Y el paisaje viene a ser
una dulce alegoría:
todo el campo se sonroja
mientras va muriendo el día.

Hacia el pueblo,por la sierra,
se oyen balidos lejanos
y el don-don de los cencerros
inunda de paz el llano.

Anochece ya.El pastor,
con la mirada perdida,
va cantando madrigales
que arrullan a las encinas.

Y en el cielo,allá en lo alto,
encima del campanario,
tiembla de miedo y de frío
un lucero solitario.