Sueño tenaz y luminoso, platónico y
frágil.
Feliz amor primero.
Primaras ilusiones. Primeros
escarceos: suspiros en penumbra.
Una constante búsqueda de su clara
mirada.
Un martirio sin ella.
Recuerdos de ayer a su lado, recuerdos
de hoy,
recuerdos de hace un rato…
Furtivas sonrisas que iluminaban
nuestras caras sin saberlo.
Y aquella canción de azúcar para
endulzarnos las horas sin sus ojos.
Amigos, risas, estrellas y algo de alcohol
en invierno
para no olvidar el beso, su primer y único
beso.
Y al llegar el ansiado verano, el reencuentro
con su luz.
Belleza renovada, apenas recordada.
Ojos negros. Pelo al viento. Rostro de ingenua inocencia. Plenitud de vida
dentro.
¿Y su nombre?
Oír su nombre era temblar de gozo.
Pronunciarlo, era llenar el alma con
su música.
Escribirlo mil veces en cualquier
cuaderno de aquel curso,
era darle sentido a todas las
ecuaciones,
a todas la fórmulas, a todas las
estrofas…
¡Fugaz amor primero!
Casi nadie termina unido a su primer
amor.
Casi todos nos pasamos la vida
preguntándonos ¿por qué?.
Casi nadie tiene una respuesta.
Sólo que, cuando lo recordamos al cabo
de los años,
nos llenamos de ese vacío antiguo y
persistente
que nos lleva sin remedio a sentir la
amargura
que suele dejar en el alma la traición.
Porque en definitiva,
¿qué fue sino una inmensa traición
ignorar aquella primera y única verdad?
Feliz amor primero.
Primaras ilusiones. Primeros escarceos: suspiros en penumbra.
Una constante búsqueda de su clara mirada.
Un martirio sin ella.
Recuerdos de ayer a su lado, recuerdos de hoy,
recuerdos de hace un rato…
Furtivas sonrisas que iluminaban nuestras caras sin saberlo.
Y aquella canción de azúcar para endulzarnos las horas sin sus ojos.
Amigos, risas, estrellas y algo de alcohol en invierno
para no olvidar el beso, su primer y único beso.
Y al llegar el ansiado verano, el reencuentro con su luz.
Belleza renovada, apenas recordada. Ojos negros. Pelo al viento. Rostro de ingenua inocencia. Plenitud de vida dentro.
Oír su nombre era temblar de gozo.
Pronunciarlo, era llenar el alma con su música.
Escribirlo mil veces en cualquier cuaderno de aquel curso,
era darle sentido a todas las ecuaciones,
a todas la fórmulas, a todas las estrofas…
Casi nadie termina unido a su primer amor.
Casi todos nos pasamos la vida preguntándonos ¿por qué?.
Casi nadie tiene una respuesta.
nos llenamos de ese vacío antiguo y persistente
que nos lleva sin remedio a sentir la amargura
que suele dejar en el alma la traición.
Porque en definitiva,
¿qué fue sino una inmensa traición
ignorar aquella primera y única verdad?