No sé si fue por azar
o por la brisa del mar
que la flor del azahar
más blanca, bella y procaz
se desprendió del lugar
más alto del limonero.
¡Bendito instante fugaz!
Nunca salto tan audaz
trajo a mi ser tanta paz:
pues tras un vuelo tenaz,
la flor se vino a posar
en la trenza de tu pelo.