miércoles, 30 de abril de 2014

Por conocerte






Por conocerte,
me apresuré a ser pájaro en la niebla
volando hasta el alero de tus sueños,
me adentré por el mar de tus silencios,
navegué las lagunas de tus ojos
y me hice peregrino de tu fe.

Por amarte,
me proclamé portador de tus pesares,
avivé mi tristeza con tus miedos,
me acerqué hasta las brasas de tu hoguera,
renuncié a mis secretos más sagrados
y desnudé mi alma
para que la exploraras tal cual era
ya que nunca
alcancé yo a mirarla así, desnuda
de tanta soledad.

Y, al fin, por olvidarte,
me convierto en estrella solitaria
cada tarde, al ocaso,
en gaviota del viento prisionera
gritando al infinito
sus ansias de volar.

Pero solo consigo
ser un valle sediento
pendiente de la lluvia redentora
que empape mi agostado caminar,
pendiente de una sola palabra de tus labios
que endulce con su miel esta amargura
que dejó tu partida,
que devuelva la dicha a mi existencia
y dé luz a la negra sombra inerte
de mi triste y eterna oscuridad.






viernes, 25 de abril de 2014

Soneto LII (Estaciones)



Hay una edad divina, la primera
etapa de la vida, la niñez,
donde todo es candor y nitidez,
donde siempre se vive en primavera.

Después, la juventud, sueño y quimera,
nos cubre con un halo de embriaguez
donde reina el amor que es parte y juez
de nuestra loca vida placentera.

Mas, un día  termina aquel verano
que incendió nuestras vidas. Lentamente
cambiamos lo divino por lo humano.

Maduran nuestros sueños. Nuestra mente
presiente ya un otoño muy cercano
que abocará al invierno finalmente.


viernes, 18 de abril de 2014

Todos los sueños




                   
                      “Todos aquellos sueños
                       que fui coleccionando con los años,
                       están en tu mirada”





Todos están en ti

Están los que nacieron
en las tardes doradas del otoño
contemplando extasiado
el vuelo, entre atrevido e inocente,
(trazando remolinos imposibles),
de las hojas doradas de los chopos.

O en los días de invierno,
cuando yerto de frío me paraba
a mirar aquel cielo ceniciento
en busca del milagro siempre incierto
de una lluvia de copos generosos
que pintara de blanco mi tristeza.

También viven en ti
mis sueños más jocosos,
aquellos que acudían entre risas
en las tibias mañanas abrileñas
cuando otra victoriosa primavera
borraba, con la fuerza de la vida,
la infinita amargura del invierno.
  
Llegaste tú y se fueron para siempre
todos aquellos miedos de mil noches en vela,
toda la negra angustia que trae la soledad,
todas las sinrazones de mil horas perdidas,
ahogadas en alcohol.
Todo el fuego de mi piel encendida,
lo sofocó tu amor.

Llegaste y afloraron,
como soles ocultos tras la niebla,
todas las ilusiones ya perdidas,
todas las esperanzas ahogadas en el fango,
todas aquellas risas que estaban congeladas por el frío
de una vida sin ti.

En ti encontré mis sueños.

Todos están en ti.









sábado, 12 de abril de 2014

Siguiendo a Bécquer (Reedición)

                               


                                       



Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla,1836-Madrid,1870).

Fue el primer poeta que me deslumbró allá por la adolescencia.Sus rimas quedaron ya para siempre dentro de mi.
Que este humilde homenaje en forma de poema, siguiendo una de sus rimas más conocidas (la número XV), sirva para agradecer tantas horas de poesía romántica.



                                                              
                                               RIMA

   Manantial claro de aguas tranquilas,
dulce fragancia de tiernas lilas,
figura hermosa
de altiva diosa,
nardo vestido de fino tul...
eso eres tú.

Tú,que me miras y me desarmas,
que me traes paz y te llevas calma,
y,cual paloma,inicias el vuelo
para perderte en el alto cielo
limpio y azul.

Del árbol muerto,hoja caída;
en mar inquieto,barco en deriva;
llanto constante
del viento errante,
herida abierta en el corazón...
ese soy yo.

Yo, que si vivo es sólo por verte,
y si no llegas,pienso en la muerte.
Yo,que me pierdo entre las estrellas
siguiendo,loco,las tristes huellas
de una obsesión.

                               Enero, 2011


sábado, 5 de abril de 2014

Otra vez es primavera




Asoma ya la nueva primavera 
mostrando su carita sonrosada 
tras los blancos visillos del invierno 
y, quisiera creer, 
que no será una más 
entre todas mis grises primaveras, 
aquellas que año a año 
fui arrojando al abismo del olvido 
desde la insoportable rutina de los días. 

Fueron mil primaveras derrochadas, 
vacías de color, 
con el alma cautiva por brillos de oropel 
y el corazón colgado de un endeble cordel 
al sol de la indolencia.

Y, cundo las recuerdo, 
me invade la tristeza 
de quien tuvo un tesoro entre sus manos 
y lo perdió una tarde 
de esperanzas ya muertas. 

Por eso es que deseo, 
que esta nueva y lozana primavera, 
se detenga por fin frente a mi alma, 
cansada ya de inviernos 
y la rejuvenezca en ilusiones.

Que traiga savia joven 
que riegue y alimente 
aquella ilusión mía ya olvidada 
de ser árbol frondoso. 
Nueva inyección de vida 
que despierte a la luz de la mañana 
mi obstinada quietud de hombre vencido. 
Nuevo lienzo de prístinos colores 
que acabe con el gris 
que cubre hace ya tiempo mi desidia.

¡Brindemos por la joven primavera 
para que, 
al igual que a la mitad del mundo, 
llene también de vida
 nuestros fríos y exhaustos corazones!