Amémonos un día cual dos sátiros locos
para poder sentirnos eternos,
inmortales
al menos por un día
Si
tu luz fuera flama de soles agosteños
y
no destello pálido de luna entre palmeras,
yo
sería el ruiseñor que acunara tus sueños
más
cálidos, más bellos,
con
la dulce canción de mi trino amoroso.
Si
tu risa no fuera la triste melodía
del
río que se amansa entre sauces que lloran
y
sí la danza loca de un riachuelo salvaje
brincando
suelto y libre entre cantos rodados,
yo
sería esa roca en medio del torrente
bebiéndome
las gotas de espuma saltarina
de
tu acuosa pasión.
Si
tu mirar oscuro no presagiara llanto,
si
tu abrazo forzado no fuera tan glacial,
si
al amar simplemente te dejaras amor…
entonces
las mañanas serían todas radiantes
como
es esta de marzo que trae la primavera
para
cubrir la tierra de vida, de calor,
de
luz, de savia nueva…
¡Si
supieras amarme como un día imaginé,
ninguna sombra errante asustaría a mis miedos!