Fotografía propia
Orgullosa da la espalda
a la recia catedral;
ni trono ni pedestal
necesita
para sentirse esmeralda
de brillante colorido;
faro, blasón, apellido
de la ciudad de Sevilla,
elegante maravilla
que al mundo quita el sentido.
Tan fina, tan natural,
luces como una guirnalda
y aún sin corpiño ni falda
eres dama principal.
¡Oh, belleza vertical!
Te basta con ser dibujo
pues sin adornos ni lujo
asombras al caminante
que te contempla expectante
embriagado por tu embrujo.