-I-
En
la mitad de marzo,
cuando
el viento despliega sus triunfos
y
el sol apenas puede con su ardor,
se
llena el cielo azul en las mañanas
de
una legión de nubes acolchadas
que
al florecer derraman sus guedejas
cual
blanquísimas flores de algodón.
Bajo
el liviano peso de ese manto,
la
ciudad se relaja, duerme y sueña
con
sus tiempos de gloria, de blasón.
Y
luego yo,
mohíno
y solitario rey de ensueños ,
clasificando
fechas y recuerdos,
soñando
con hazañas inconclusas
en el reino virtual de mi balcón.
(Bellos
sueños que salieron a mar
para no llegar nunca a ningún puerto:
cualquier golpe de mar grande o pequeño
lograba siempre hacerlos naufragar)
(“Desde la terraza”, 2023)