sábado, 3 de octubre de 2020

Al mar de Huelva en otoño



Blanco mar marismeño 
que ríes con espumas cantarinas 
al verte libre al fin tras el estío 
de la humana jauría

Te abrazas a la arena solitaria
con serena alegría
mientras vas temperando las mañanas
con arrullos de olas. 

Desde la orilla misma, 
un grupo de gaviotas aburridas 
contemplan tu alborozo 
y ríen contagiadas de tu risa. 

¡Oh, mar de Punta Umbría, 
con cada nuevo otoño 
te inventas un romance peregrino 
con esa luna llena 
que asoma su carita arrebolada 
tras las verdes melenas de los pinos! 

Y le cuentas secretos insondables 
de tu fondo de mar inaccesible: 
le hablas de murallas coralinas 
que guardan mil tesoros fabulosos 
o de seres extraños que pululan 
entre antiguos veleros carcomidos. 
De montañas y valles submarinos 
habitados por náyades y duendes. 

Y cuando ella se duerme 
con tu arrullo de mar sereno y tierno, 
la acunas en tus brazos acuosos 
hasta que llega el alba y se la lleva 
envuelta entre su túnica de luz 
cual madre diligente y protectora. 

Blanco mar marismeño, 
si algún otoño falto a nuestra cita, 
búscame en esa luna enamorada 
o en los bosques de algas ondulantes
de los fértiles valles de tu fondo.

                     Punta Umbría (Huelva)-Octubre 2016