viernes, 13 de septiembre de 2013

Décimas



A una niña jardinera                                

Niña de tez sonrosada
que riegas las azucenas,
¿podrías aliviar mis penas
con la luz de tu mirada?
Yo no puedo darte nada
porque yo nada poseo
y tan solo me planteo
el ver tus ojos de miel
acariciando mi piel...
¡ese es mi único deseo!  


          

    


  Al río Jerte


Una tarde calurosa 
llegué a tu orilla sediento,

derrotado y sin aliento,
con el alma pesarosa.
Bebí tu agua milagrosa
y al instante mis colores
brotaron como las flores
de un jardín en primavera,
y ya siempre a tu ribera
vengo a calmar mis dolores.


                                           

                                                 

                                                                                                                                                          

  




domingo, 1 de septiembre de 2013

Nunca te puedo olvidar (Sextillas)






Nunca te puedo olvidar:
aunque el sol esté en lo alto
reblandeciendo el asfalto
y sacando brillo al mar,
yo siempre me siento falto
del calor de tu mirar.

Sólo con verte llegar
me pongo yo en pie de un salto
y no me vuelvo a sentar.
Tiemblo, me excito, me exalto,
imposible de parar...
¡soy continuo sobresalto!

Si tu piel llego a rozar
sufre mi cuerpo un resalto
que no hay forma de aplacar.
Frente a un mar azul-cobalto
sólo pienso en el asalto...
¡en tu alcázar quiero entrar!



miércoles, 21 de agosto de 2013

Como ahora (reedición)









Quisiera verte siempre como ahora,
tan lozana y pletórica de soles.
Quisiera no apartarme de tu norte
por no dejar jamás de percibir
esa tu risa diáfana de niña.
Me gustaría tenerte siempre así,
nardo fresco,
embriagando mi sensatez caduca
con cálidas fragancias...
Y saciarme también del agua pura
de tu fuente,manantial transparente
que mana a borbotones cada día
en esta sorprendente primavera...

Tan llena estás de vida,
que los cantos rodados del arroyo
te devuelven tu risa
transformada en melódica corriente.
Y hasta los arrayanes reverencian,
con sus dúctiles ramas,
tu caminar gracioso y excitante.

Quisiera verte siempre como ahora:
atrevida y esquiva,
alborozada y triste,
enojada y melosa...
como la brisa inquieta y juguetona
que cambia de sentido a cada instante
en esta portentosa primavera...
Para volverme loco.
Para que esa locura consentida
me separe, por fin,
de los tranquilos prados del collado,
elevándome raudo hasta la cima
de esa tu formidable cordillera...

Quisiera verte siempre como ahora.


                        

  Abril-2010.