martes, 24 de septiembre de 2024

Tras el viento

 


Se marchó tras el viento del otoño
una tarde de sábado con prisas
y en los blancos senderos de mi alma
se dejó un frío manto de hojas muertas
que crujían de dolor a cada paso
de mis horas vacías sin su risa.
 
Cada noche a través de la ventana
noviembre me traía su recuerdo. .
Solo el viento me hablaba de su ausencia
con silbos lastimeros de nostalgia
que luego yo vestía de poesía:
alimento ficticio para el alma.
 
Aquel otoño fui sólo un fantasma
vagando por los múltiples rincones
donde sus manos exploraron mi espalda,
donde sus labios besaron mi tibieza,
donde sus ojos, abiertos a la noche,
reclamaban de mi absurda indolencia
al menos el calor de la palabra.
 
Se marchó de repente, sin razones,
tras la estela de un sueño nuevo y vivo
llevándose con ella mi silencio,
dejándome su risa, su mirada
flotando en el vacío de mis noches,
grabadas en mi mente a fuego lento 
para incendiar las frías madrugadas.