viernes, 10 de octubre de 2014

Geisha





De nuevo llora Willians en mi viejo pecé 
y esa boquita roja 
sobre níveo rostro de fina porcelana, 
enciende mis recuerdos. 
Y hacia el palacio gris de la nostalgia 
parecieran volar las notas de violín 
en busca de tus ojos almendrados, 
de tu imagen de geisha azul, lejana. 
Y acuden en tropel aquellos días 
en que te ibas dejando sin saberlo 
melosas pinceladas de ti por los rincones 
de mis horas sin alma. 

Regresan los recuerdos 
golpeando con fuerza en mi ventana 
cual fantasmas surgidos de la niebla 
pidiendo que les abra, 
que me traen prendido en sus embozos 
tu rostro de princesa enamorada 
para hablarme de nuevo de promesas, 
de sueños imposibles, 
de viajes sin rutas ni destino, 
de pobladas y amenas soledades,
de anhelos infinitos en la noche, 
de aquel tiempo feliz y compartido 
bajo una luna llena sólo nuestra. 

Y acuden,enlazadas con las notas,
tus hermosas palabras,
aquellas que impactaron como dardos 
en mi yerma desgana 
para sembrarla de fértiles semillas 
que al brotar se dejaron en mi huerto 
feraces plantaciones de esperanza.

Pero -¡ay!- esas notas 
 me traen también olvidos y distancias 
que se elevan como una cordillera 
que levanta sus crestas imposibles 
entre mi corazón y tu silencio,
entre tu frialdad y mi nostalgia,
hiriendo mi ilusión como una espada 
entre la oscura noche de mi ocaso 
y la brillante luz de tu alborada.


jueves, 2 de octubre de 2014

Otoño







La tarde nos regala aromas inocentes,
como de niño chico,
tras los gruesos olores del verano.
La luz se ha vuelto tibia, delicada.
El alma se sosiega
y los ojos,
cansados de relumbres,
otean las alturas en busca de aire fresco.

Es el plácido otoño
que vino de repente.
Llegó ayer, en silencio,
cargado de tristezas amarillas
y ocres melancolías.
Más tarde,
cuando se vuelva viento,
rondará por las noches silbando en las ventanas
de doncellas ardientes.
Y al alba traerá
bandadas de hojas muertas
descendiendo en zig-zag:
de mi alma a la tuya,
de tu alma a la mía.

Otoño reincidente,
matando un año más,
sin premeditación ni alevosía,
el brillo de oropel de otro verano...

 Cuando lleguen tus tediosos domingos
de interminables tardes,
soñaré con sus ojos,
dibujaré sus labios con mi dedo
en el húmedo vaho de la ventana.
Y luego miraré como se elevan en raudos remolinos,
desde el parque desierto,
las hojas de los álamos mezcladas
con sucias servilletas de papel
que el verano olvidó entre los parterres...

Otoño de tristezas amarillas,
de ocres melancolías.
Otoño de sosiegos...

Es el plácido otoño
que llegó, de repente.


     De "Versos al atardecer" -  Octubre-2010 (Reedición)

 

 

 

 



sábado, 27 de septiembre de 2014

Beber de ti





Si no acudo a diario
sediento de belleza
a beber de tus versos,
la noche me resulta
vana espera del sueño,
vigilia atormentada.

Si no palpo el latir
del tierno corazón
que late en tus poemas,
imposible sería
convertirme en gaviota
sobre la blanca playa
de un mar de olas prendidas
de tu sonrisa alada.

Si yo nada supiera
de tu voz, de tu numen,
sería náufrago errante
en un mar turbulento
perdido entre la niebla.
Errante peregrino
sin norte ni reposo
volando hacia el abismo
de los muertos sin nombre.

Beber de tu poesía
me ha dotado de alas,
me ha convertido en fénix,
me ha elevado a la cima
de los sueños eternos.