sábado, 5 de enero de 2013

ROMANCE DE CARMENCITA LA CUBANA ( I )


            


             -I-

Es la reina de su casa.
Cada mañana,en su reino,
organiza sus estados
y pasa lista a sus súbditos:
cuatro gatos malcriados,
tres perrillos juguetones
y una cotorra con asma,
que hace tiempo que no habla.
A todos los alimenta
con recortes de carnaza
que recoge en el mercado.

Ya tarde,sale a la calle
con el pelo repeinado,
con la cara relavada
y los labios muy pintados.
Todo el mundo la saluda:
¡Carmencita,buenos días!
¿Dónde vas tan de mañana?
¡Qué guapas vas ,Carmencita!

Y ella,sonriente y coqueta,
disfruta por tanta fama.
Se siente guapa y querida
y a ella,con eso le basta.

En la cuesta del mercado,
Carmencita va cansada.
Y se para en una esquina
y sueña-ojitos en blanco-
con aquel amor de antaño –
¡hace tanto tiempo ya!-.
¡El gran amor de su vida!

 Él era fornido y guapo.
Bohemio de noches largas,
amigo de cerrar tascas
y de cantar a la luna
cuando ya estaban cerradas.
Se conocieron en Anclas,
un café decente y limpio
junto al puerto de La Habana.
Él,moreno y bronceado
de tanto navegar mares.
Ella,menuda y delgada,
con la cintura muy fina
y una carita de niña
inocente y sonrosada.
  
En los dos meses que estuvo
de permiso por La Habana,
se hicieron inseparables.
Cada tarde la llevaba
a ver romperse las olas
contra los acantilados
del otro lado del puerto.
Y,cuando la espuma blanca
se rompía en mil pedazos,
Carmencito,emocionada,
se agarraba a su cintura
y él, ,temblaba…
al sentir su aliento fresco
sobre su boca reseca;
al sentir sus senos tersos
sobre su cuerpo sediento
de perfumes y caricias.
Y la besaba en los labios.
Y ella lo dejaba hacer,
porque estaba enamorada…

 Mas,una tarde sombría,
de finales del verano,
se le vino el mundo encima.
Él le dijo que partía.
Que su barco abandonaba
La Habana al amanecer
y que no la olvidaría.
 Y Carmen le suplicó
que no se fuera.
Que se quedara con ella,
que la Habana era muy bella
y que ella lo cuidaría…

Y él le dijo,muy bajito:
”Carmen,mi vida,te quiero;
y jamás te olvidaré,
pero yo soy  marinero
y si no salgo a la mar,
de tristeza yo me muero.
Ya,muy pronto volveré
a tu lado nuevamente.
Espérame donde el mar
se rompe en espuma blanca
y,una tarde como esta,
cuando menos te lo esperes,
regresaré con mi barco
y ya no me iré jamás…”

Y se fue al amanecer
dejándola junto al muelle
con el alma destrozada.

Y cada tarde acudía
al acantilado,sola,
por ver romperse las olas
en trozos de espuma blanca.
Y así un día y otro día,
y así un año y otro año,
pero él nunca volvía…

             (Continuará,lo siento...jejeje)



sábado, 29 de diciembre de 2012

Lluvia de diciembre sobre la ciudad dormida.

Cáceres: Muralla y Ciudad Monumental,vista desde la Plaza Mayor




Llueve sobre las piedras milenarias de la ciudad dormida.

La luz de los focos que iluminan las fachadas 
palaciegas y las torres sin almenas,se ha vuelto de  
un color amarillo intenso.Se me antoja el aliento de espíritus inquietos torturados en los siglos más  
oscuros del medievo.
    
Hay un misterio tal en el aire acuoso de la  
noche,cuando la lluvia empapa el alma de esta 
ciudad ausente,que hasta el trasiego del tráfico
 nocturno parece amortiguarse.

  El cielo se anaranja.Por el parque desierto,cruza la sombra errante de un hombre solitario.Quizás vaya escapando del hastío que supone vivir sin horizontes ni esperanzas.O tal vez sólo huya de su propio destino.

Golpea furiosa lluvia contra los adoquines,arrastrando en su ira las pocas hojas muertas que aún quedaban asidas a las ramas de los sufridos plátanos de sombra.

El cielo se desangra en agua negra y el aire se 
satura de una humedad perversa que ataca la 
garganta de la noche.

¡Qué monstruo inesperado puede hacerse la lluvia 
 cuando baja sedienta de torrentes! 
 No parece la misma que,en los últimos días de  
 septiembre,regaba suavemente los parterres donde 
 las margaritas y las rosas sonreían a un otoño aún
 bebé,recién nacido.


 Pasada la tormenta,la ciudad solitaria retornará a 
 dormir su sueño milenario de doncella encantada.
 Y,cuando asome el alba por detrás de las torres,nos  
 mostrará orgullosa su preciosa silueta de pétrea  
 desnudez.





sábado, 22 de diciembre de 2012

De nuevo solo.



Ya me tienes aquí,de nuevo solo.
Otra vez me dejaron con mis miedos
colgados de un cordel
al sol de agosto.

Y van ya...no sé cuantas.
Pensé que a estas alturas de la vida,
con las cuatro lecciones aprendidas,
ya nadie más podría dejarme así,
tan solo,tan vacío.
Pensé que estaba ya curado de ternuras
y de amores humanos y divinos.
Y veo que no es así.

Que sigo derrapando en cada curva
de unas firmes caderas.
Que me sigo extasiando con el brillo,
culpable o inocente,
de una intensa mirada.
Que no puedo dejar de sonreír
ante cualquier sonrisa.
Que no aprendí,que no,
a separar el grano de la paja
en esto del amor.

Y por eso seguimos navegando,
mi soledad y yo,
por mares procelosos de sueños imposibles.
Por eso y porque nunca me gustó
navegar en cruceros refinados
de alta velocidad,
esos que nunca atracan en puertos solitarios,
que te llevan directo al "paraíso" 
anónimo y jovial
del sexo sin amor,
donde dicen -los que ya regresaron-
que no existe la pena
porque nada se juega el corazón...