martes, 15 de octubre de 2024

Un café solo

 

Pausa y café
en mesa baja
de frío mármol
–como la tarde-
mirando al mundo
tras los cristales
sucios y opacos
del viejo bar. 
 
Momento dulce 
para mirarme,
para perderme 
entre las ruinas 
de mis derrumbes. 
Para encontrarme 
conmigo mismo,
viajero esquivo
que va sin rumbo
por los senderos
de un laberinto
con altos muros
de realidad. 
 
Tregua ocurrente, 
para lavarme 
la ropa sucia 
tras la batalla 
por la decencia. 
Para cubrirme 
mis paradojas
–viejas heridas
de la razón- 
con tibias gasas 
de dignidad. 
 
Pausa precisa, 
para ser, sólo 
por diez minutos, 
pieza que encaje 
en el engranaje 
de este artificio
de sociedad. 
Para engrasar 
la noble rueda 
de mis propósitos, 
esa que oxidan 
día tras día 
las humedades 
de este sistema 
frío, parcial. 
 
Un café solo 
para curarme 
los arañazos 
de ese felino 
sediento y ávido, 
de ese salvaje
 libre mercado 
 neoliberal. 
 
Un café solo
a solas conmigo. 
Luego, a la calle, 
a ser de nuevo 
sólo carnaza
para esa fiera
que nos enjaula
tras los barrotes
de “su” verdad.
A ser de nuevo
sólo un juguete
de este sistema
ciego y enfermo 
cruel y voraz.
 



2 comentarios:

  1. El sistema nos usa, nos tritura, nos olvida y nos entierra.
    Menudo mundo se avecina...

    Saludos.

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  2. El sistema se volvió sádico en contra de su creador , la resulta confirma que los humanos somos de tropiezos , caídas ,y repeticiones constantes

    Abracitos

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