"Afuera, la algarabía
de chiquillos alocados
de chiquillos alocados
que no paran de jugar.
Dentro de mí, la alegría
de esa juventud primera,
de esta feliz primavera
repleta de libertad."
Dentro de mí, la alegría
de esa juventud primera,
de esta feliz primavera
repleta de libertad."
de los almendros en flor.
Esas ramas esqueléticas
que aguantaron mil heladas
a lo largo del invierno,
de pronto, un amanecer,
visten sus delgados cuerpos
con finos trajes de tul.
Trajes blancos y rosáceos
tan frágiles como el sueño
de una cándida doncella.
Tan bellos como el azul
de un cielo de primavera
tras unas gotas de lluvia.
Esas ramas esqueléticas
que aguantaron mil heladas
a lo largo del invierno,
de pronto, un amanecer,
visten sus delgados cuerpos
con finos trajes de tul.
Trajes blancos y rosáceos
tan frágiles como el sueño
de una cándida doncella.
Tan bellos como el azul
de un cielo de primavera
tras unas gotas de lluvia.
Un espectáculo inédito
para los que no conocen
estas tierras de sudor.
¡Todo el campo endomingado
con trajes blancos, rosáceos,
como nubes de algodón!
para los que no conocen
estas tierras de sudor.
¡Todo el campo endomingado
con trajes blancos, rosáceos,
como nubes de algodón!
……………………
Tímida y joven primero,
plena y ardiente después,
llegaba la primavera.
Un paisaje en blanco y negro
dejaba paso al color.
Amplios ríos de alegría
inundaban todo el pueblo,
y en las calles y en los campos
comenzaban a sonar
los vivísimos acordes
de una mágica obertura:
miles de arpegios dormidos
en pentagramas de hielo
despiertan de su letargo
y, con renovados bríos,
comienzan a interpretar
la más bella sinfonía,
la improvisada y eterna
sinfonía de la vida...
¡Qué de voces de chiquillos
por los patios, por los huertos!
¡Qué griterío de mujeres
por las calles, en la plaza!
¡Qué explosión de vida nueva!
Borrachos de primavera
nos pasábamos las tardes
entre flores amarillas,
entre trigos y amapolas,
sobre peñas, entre riscos...
plena y ardiente después,
llegaba la primavera.
Un paisaje en blanco y negro
dejaba paso al color.
Amplios ríos de alegría
inundaban todo el pueblo,
y en las calles y en los campos
comenzaban a sonar
los vivísimos acordes
de una mágica obertura:
miles de arpegios dormidos
en pentagramas de hielo
despiertan de su letargo
y, con renovados bríos,
comienzan a interpretar
la más bella sinfonía,
la improvisada y eterna
sinfonía de la vida...
¡Qué de voces de chiquillos
por los patios, por los huertos!
¡Qué griterío de mujeres
por las calles, en la plaza!
¡Qué explosión de vida nueva!
Borrachos de primavera
nos pasábamos las tardes
entre flores amarillas,
entre trigos y amapolas,
sobre peñas, entre riscos...
Nos bebíamos cual sedientos
nuestros más felices años
sin tan siquiera saberlo.
Luego,
sólo quedarían
las cenizas de aquel fuego
que alimentó nuestra infancia.
Y es que el agua de ese río
caprichoso que es la vida
arrastró todas las brasas
hacia un mar embravecido
las cenizas de aquel fuego
que alimentó nuestra infancia.
Y es que el agua de ese río
caprichoso que es la vida
arrastró todas las brasas
hacia un mar embravecido
que
nos llevó a la deriva
el
resto de nuestros días.
Encantadores versos, Joaquín... coloridos recuerdos de la primavera de la vida, Buen día. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Carlos. Siempre vuelve la primavera a recordarnos que la vida se renueva constantemente.
EliminarSaludos
Qué de arpegios musicales nos deja tu canto primaveral!
ResponderEliminarFelcitaciones por tu arte poético
Un abrazo Joaquín
Gracias Ceciely,me alegra saber que fue de tu agrado.
EliminarQue bonito poema. Un placer leerte y saltar de los almendros en flor a tus recuerdos infantiles, tan bien vividos y escritos.
ResponderEliminarmariarosa
Los almendros van ligados a mi infancia,sin remedio.Gracias Mariarosa por pasarte.
EliminarEchaba de menos tu poesía, te echaba de menos a ti.
ResponderEliminarEsa descripción de los almendros en flor, es una obra de arte. No se me hace difícil verlos entre tus palabras. Y ese viaje que es la vida desde la infancia hasta la madurez, me ha encantado.
Me alegra leerte de nuevo, Joaquín.
Un beso grande!
Y a mi me alegra saber de ti Carmela. Gracias,amiga. Un abrazo en la distancia.
EliminarJoaquín, te agradezco la sinfonía primaveral que nos presentas y que es recuerdo de años anteriores. Este año, confinados, no hemos podido vivirla así. Por eso, nunca viene mal retomar la memoria y abrir tu pentagrama de letras, que nos llenan de voces y música de vida y esperanza.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu bello poema.
Hola María Jesús.Así es,esta primavera en cierto modo nos la han robado,aunque como bien sabes ella siempre acude puntual a su cita cada año.El próximo la viviremos con toda la intensidad que ella se merece.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo
El poema me ha conmovido, me ha despertado hermosos recuerdos.
ResponderEliminarGracias.
Debe de ser porque la infancia de cada uno es ese "lugar" común donde todos nos entendemos,donde todos fuimos capaces de ser felices juntos,aunque la hayamos vivido a miles de kms de distancia.
EliminarGracias a ti Toro.
Maestro, qué bien escogida coyuntura, para dejar sentada la nostalgia por la infancia que se fue, y que con toda su carga de felicidad se sentía, en tus versos, cuando asomaba la más feliz de las estaciones, aquella cuando " Borrachos de primavera
ResponderEliminarnos pasábamos las tardes
entre flores amarillas,
entre trigos y amapolas,
sobre peñas, entre riscos.."
Desde Colombia, un abrazo grande. Carlos
Gracias estimado Carlos. Como le digo a Toro,siempre creí que la infancia,más que otra etapa más de la vida,es la ETAPA con mayúsculas,aquella en la cual sentamos los cimientos de nuestra vida futura y también ese lugar en que todos hemos convergido de alguna forma,pues todos,sin apenas excepciones,añoramos nuestra infancia.
EliminarGracias por tu presencia en este recuerdo de la mía.
Abrazos
Buenos días amigo. Dos delicados poemas salidos de la profundidad de quien sabe expresar la belleza y la alegría. ¡Lo natural de la vida!
ResponderEliminarDe esos almendros y su aroma disfruté en mi infancia en los campos de Mallorca.
De trigos y amapolas quedé impregnado en mis caminatas hacia el colegio cruzando los sembrados de aquel Madrid añejo y vivo...
He de reconocer, Joaquín, que aquí todavía no han llegado esas cenizas de las que te haces eco... Pero comprendo su significado. El humano y el del poeta.
Gran abrazo. Siempre un placer verte aparecer por estos espacios y disfrutar de tu obra.
Hola Ernesto. Yo viví esos primeros años en un pueblo de mi Extremadura y todos esos recuerdos me dejaron. En cuanto a las cenizas,no deja de ser una metáfora que intenta transmitir que la fuerza,la vitalidad y hasta la autenticidad de la infancia se suelen perder al entrar en la vorágine de la vida,con sus obligaciones y sus barreras de todo tipo.
EliminarGracias por tu presencia.Creo que esta vez he venido para quedarme,al menos por una temporada.
Fuerte abrazo.
¡Bienvenido amigo! Que sea por largo tiempo.
EliminarAbrazos Joaquín.
Un poema que conmueve
ResponderEliminary tu lo dices con belleza
un placer visitarte.
Besitos dulces
Siby
Gracias Siby,me alegra saber que ha sido de tu agrado.
EliminarAsí me siento yo últimamente, como a la deriva...
ResponderEliminarCon todo lo que está pasando y mi inexperiencia al respecto.
Saludos.
Bueno,así nos sentidos todos un poco,tengamos la edad que tengamos porque es algo que nadie ha vivido antes.De todas formas hay motivos para la esperanza,no hay mal que cien años dure dice el refrán y habrá que creerlo .Gracias por pasarte y mucho ánimo.Saludos
EliminarHermoso poema lleno de nostalgia y añoranza de unos años felices. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias por tus letras.
Gracias a ti Josefa. Me alegra saber que te ha gustado.
EliminarSaludos
"...y en las calles y en los campos
ResponderEliminarcomenzaban a sonar
los vivísimos acordes
de una mágica obertura:
miles de arpegios dormidos
en pentagramas de hielo
despiertan de su letargo
y, con renovados bríos,
comienzan a interpretar
la más bella sinfonía,
la improvisada y eterna
sinfonía de la vida..."
Contemplar esa sinfonía maravillosa de la primavera a través de tus versos y es un placer. Toda una descripción magnífica, que te sobrecoge por su realismo y belleza.
El mar se lo traga todo... pero el profundo mar de nuestra alma todo lo contiene y puede destilarse exquisitamente a través de versos como los tuyos.
Por algo la poesía es bálsamo para el alma de quien,al leerla,sabe interpretarla,como ha ocurrido contigo.Gracias Volarela por este bello comentario que siempre anima a seguir escribiendo versos.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonita tu primavera, palpitante, risueña... .Y qué ganas tengo de ver esos almendros en flor, un día de estos lo haré, es un sueño pendiente que no quisiera dejar pasar. Un abrazo.
ResponderEliminarPues vente a mi tierra por finales de febrero,principios de marzo y los verás.Son un espectáculo,al igual que los cerezos en el Valle del Jerte.
EliminarGracias Ana,por tu búsqueda y tu bello comentario.
Un abrazo