La conoció un atardecer del final de un verano y se encendió su
estrella. Durante un año pasearon de la mano por calles estrechas y por grandes
avenidas. Rieron bajo la lluvia y
lloraron frente a la vida. Se abrazaron entre luces de neón y, una noche de
luna llena, se atrevió a besarla. Ella no dijo nada y el beso se evaporó hasta
hacerse nube . Luego, un nefasto día del siguiente verano, ella se marchó, así,
de repente.
Con la llegada del otoño, aquel
beso-nube se transformó en lluvia y fue entonces cuando derramó sobre la tierra
reseca, con toda la pasión retenida en su cuerpo de nube, la más fina y
delicada lluvia jamás vertida por nube alguna. Con ella regó el corazón de
todos aquellos enamorados que un mal día perdieron para siempre a quienes
amaban.
Su estrella entonces, que permanecía de nuevo apagada desde que ella se fue, volvió a brillar agradecida al encontrar un nuevo amor en otro atardecer, esta vez de una incipiente primavera
Y es que un amor vivido intensamente jamás se pierde del todo. En el aire de los días tristes y solitarios permanece su recuerdo en forma de aromas, de palabras, de sonrisas que nos llegan como a ráfagas para quedarse enredadas todas ellas cual hiedra trepadora entre el ramaje de nuestro dolor de ausencia. Y así, con el tiempo, terminan por tejer un manto verde alrededor de nuestro corazón. Un manto que florecerá cualquier primavera sin nosotros apenas notarlo. Y es entonces cuando, gracias a aquella inolvidable experiencia de un amor lejano, terminamos por encontrar otro amor que, sin ocupar nunca el lugar de aquel, llenará otra vez de ilusiones nuestra vida corriendo paralelo al antiguo cual riachuelo joven repleto de nuevas energías.
Es
el prodigioso milagro del amor, que es tanto como decir el milagro de la vida.
Que manera tan bonita de decirlo. Joaquín. Es cierto que el amor nos deja un halo que aunque al principio duela con el tiempo crea la atmósfera perfecta para que resurja de nuevo en nuestro corazón.
ResponderEliminarUn beso.
Una prosa poética maravillosa Joaquín.
ResponderEliminarTienen tus letras el vuelo del poeta enamorado. Muy bello .
mariarosa
Relatas, de manera natural y poética, el sendero de muchos en aquellos años adolescentes y de juventud.
ResponderEliminarUn precioso relato amigo!
Fuerte abrazo Joaquín.
Que preciosidad! como muestras el amor, cuando empapa todo el sentir i sensibilidad que un día inundó tu corazón...
ResponderEliminarUn cálido abrazo.
El Amor es ese sentimiento que envejecerá mucho antes que nosotros, que se reirá de nuestros desamores, y nos hará renacer pese al olvido.
ResponderEliminarUn beso de nube, querido poeta.
Me encantó tu relato poético Joaquín. Un precioso simbolismo. Ese beso nube no fue en vano, todo lo bueno que hacemos asciende al universo y a la larga recibe respuesta. Un conjunto de causalidades que a todos beneficia, como esa lluvia de otoño y esa enredadera de vivencias y recuerdos que nos renuevan e impulsan a seguir adelante.
ResponderEliminarMi felicitación por tu creatividad, tu magia, tu esperanza y tu fe en la vida, amigo.
Mi abrazo de lavandas admiradas y feliz domingo, Joaquín.
Que lindo.
ResponderEliminarwww.rsrue.blogspot.com
Maestro, qué preciosa prosa poética, que uno infiere la mítica del beso y el amor, en forma de nube, para regar el jardín desvaído de los desenamorados. Un abrazo
ResponderEliminarMe ha encantado pasar a leerte Joaquín, haces que tu prosa sea pura poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarLa Vida, te doy la razón, ese milagro que experimentamos a diario, en especial si la cubrimos con amor, con sus luces y sus sombras, pero en cada vivencia hay un poso, una semilla que podemos aprovechar.
Un abrazo.
"El milagro de la vida"... Sí, así es, Joaquín, un milagro.
ResponderEliminarPreciosa prosa, puritita poesía. Un abrazo.
la vida siempre cuenta milagros , pasa que a veces el follaje de las preocupaciones no nos deja ver
ResponderEliminarabrazos y buen comienzo de semana
Siempre hay alguien que nos dejó una huella tan profunda que no se olvida.
ResponderEliminarVendrán otros amores, sí, pero aquel, como bien dices, está protegido por la hiedra.
Abrazos, Joaquín.
Muestras una visión sabia, serena, poéticamente dulcificada en esa imagen maravillosa de la fina lluvia y la hiedra.
ResponderEliminarUna presiosidad de narración, simbólica, bella y reflexiva a la vez.
Un abrazo :)
Un relato precioso.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo.
Es cierto, jamás se pierde del todo un amor vivido intensamente.
ResponderEliminarDoy fe.
Saludos.
Me gusta vivir porque nunca se muere del todo.
ResponderEliminar😊 Te dejo un abrazo.