En la brasa de la siesta
vuela un milano "cansuto"
por el cielo del corral.
El aire dormido, muerto.
Yo, a la sombra del parral,
sueño en cazar gorriones
tras las tapias, en el huerto.
Nubarrones
de la tarde
que vienen de los riberos.
Olor a tierra mojada
y la tormenta que llega
en pleno agosto torero...
(Con trapos rojos por capas
y cornamentas de almendro,
¡todo agosto toreando
porque así lo manda el tiempo!)
Pronto llegaba septiembre
envuelto en melancolía,
con un mar de fantasía
donde poder navegar:
tardes en las "albujeras"
(para nosotros un mar)
donde nuestras carabelas,
plenas al viento sus velas,
navegaban cada día
buscando sueños de sal.
¡Felices años primeros...!
Tan sobrados de energía,
tan huérfanos de experiencias,
en un mundo donde todo
estaba por descubrir.
Tan bañados de inocencia
que los envites adversos
no nos parecían verdad.
En la brasa de la siesta
vuela un milano "cansuto"
por el cielo del corral.
El pueblo, desierto, quieto.
Yo, a la sombra del parral,
odio en silencio la siesta
que no me deja jugar.
Que la memoria nos alcance para recordar con placer a montón la niñez, los eventos que nos abrían en su fantasía a lúdicas que hacían del juego esa capacidad de tornar un charquito de agua, en mar y los barcos de papel, en inmensos bergantines, donde éramos los dueños de la vida, ya de por sí son adehalas, porque nada más grato que traer los recuerdos de infante a la edad madura. UN abrazo, maestro.
ResponderEliminarCarlos
Estimado Carlos,tú sí que eres un maestro en el dominio del lenguaje. Leerte,ya sea poema,narrativa o comentario,es siempre una ocasión de aprender términos y giros nuevos que se quedaron flotando en los cielos de esa bendita tierra vuestra por los siglos y que aquí,en España,hemos ido perdiendo sin remisión. En esta ocasión te doy las gracias por la palabra "adehala" que no conocía, o que tenía en el olvido,no estoy seguro. De lo que sí estoy seguro es de que por aquí se utiliza poco,al menos yo no la recuerdo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Todo tu poema ha sido el recuerdo de mis días de niñez y juventud en esas tórridas tardes de “brasa” a la hora de la siesta, y la consiguiente “siesta” en sí misma.
ResponderEliminarParral, gorriones, tapias y huertos, corrales, olor a tierra mojada… ¡Ayer, sin ir más lejos!
Gran abrazo Joaquín.
Bueno,el poema habla de las cálidas siestas de por aquí, de Extremadura. Pero después de leer tu comentario deduzco que esta siesta tan nuestra también es cosa del Norte :.)
EliminarMe alegra saber que el poemita te ha traido recuerdos de tu infancia.
Abrazo fuerte Ernesto.
Hola Joaquín.
EliminarEn relación a tu comentario sobre los "angeles", podría decirse que estamos rodeados de ellos... :))))))
Los "visibles" y los "invisibles".
Abrazo.
Sí... felices años primeros...
ResponderEliminarQué tiempos tan añorados.
Siempre añoraremos la infancia,Toro. Éramos reyes del tiempo,el bien más codiciado. Saludos.
EliminarQue bonito poema Jero, retazos de la infancia cuando los veranos también eran tan calurosos y los medios para combatirlos más escasos...
ResponderEliminarEn aquella casa de mi infancia aquí en Madrid, hacía mucho calor y la siesta era en el frescor del suelo, y las noches más calurosas, se sacaba un colchón a un balcón de más vecinos y dormíamos allí hasta la madrugada, :))), ¡Qué tiempos!, yo me lo pasaba estupendamente con esas andanzas.
Como siempre tus poemas son un encanto, y siempre los leo...
Un abrazo y que tengas un buen día a pesar de los pesares tan calurosos.
Sí,sigue el calor Elda. Por aquí ya estamos acostumbrados pero lo de este año es exagerado.
EliminarAquellos tiempos de infancia no nos asustaba nada,todo eran risas y ganas de disfrutar,por eso los recordamos con cariño.
Gracias amiga.
Un abrazo y buen verano.
Para quienes vivieron en lugares así se hace un poema entrañable
ResponderEliminarBuen comienzo de semana ☺️
Gracias Elisa. Abrazos desde este cálido verano.
EliminarQué delicia de versos, Joaquín. Merece la pena visitarte para evocar tiempos pasados de forma tan bella. Gracias amigos. Yo también crecí en ese ambiente, sí, todo un mundo por descubrir como muy bien dices... Gracias, amigo. Mi abrazo fuerte para ti.
ResponderEliminarHola Julie,me alegra tu visita y que te hayas identificado con el poema.Sí,fueron tiempos felices los de la infancia,los mejores.
EliminarAbrazo,poeta.
Nos llevas a nuestras infancias, Joaquín, no son tan distintas, pues la esencia de la niñez es la misma.
ResponderEliminarAquellos días de verano interminables, de libertad y juegos, en los que de todo hacíamos aventuras. Y la odiada siesta, sí. Sonrío.
Abrazo.
Muy cierto Verónica,la infancia es un territorio común y un sentimiento universal,por eso la comprendemos tan bien.
EliminarGracias por pasarte.
Abrazo cálido,y nunca mejor dicho.:)
Una ternura... "los envites no nos parecían de verdad". Qué bien defines esa visión de la infancia; qué bonita inocencia donde el simple hecho de jugar colmaba de entusiasmo y no necesitábamos más.
ResponderEliminarMuy bonitos estos poemas nostálgicos de recuerdos...