Agosto
Agosto.
Calor intenso.
La
tarde se acurruca y se relaja de tanto sofoco,
se
acomoda y dormita sobre los tejados de la ciudad desierta,
sobre
las verdes copas de los chopos que viven junto al río,
sobre
un valle poblado ya de sombras y de sueños.
Termina
otro día de intenso calor
donde
la vida se limita a estar más que a ser.
Hasta
que el tiempo quiera.
Al
anochecer,
una
brisa suave, apenas beso,
va
dejando caricias encendidas por entre la enramada de jazmines
que se abraza a
los muros
de
la vetusta Torre de los Púlpitos.
Un
cielo perfectamente limpio
de
nubes y de estelas invasoras,
me
sonríe feliz.
La
tarde se nos muere poco a poco
con
suaves espasmos de mortecina luz.
En
sus labios de dama distinguida,
una
sonrisa franca -casi eterna-
se
dibuja entre trazos violáceos y malvas
Sonríe
porque sabe de su pronta resurrección.
Mañana,
muy temprano, regresará a la vida con carita de niña,
sonrosada de soles y de
auroras.
Regresará
feliz con su traje nuevo de doncella del alba
para
regalarnos un nuevo día.
Ella,
la tarde, que se sabe inmortal,
que
no morirá nunca para siempre.
Si
acaso, tan solo unas horas durante la noche
para
renovar fuerzas
y
así volver lozana y deslumbrante a regalarnos vida
Dichosa
ella.
Y
dichosos nosotros por poder disfrutar de un nuevo día.
Otro
más de los que nos tiene asignado el destino.
Extraordinario poema, amigo Joaquín.
ResponderEliminarElla, la tarde. No una tarde cualquiera, esa, la que describes tú, la que sientes y compartes. ¡Ella!
Como ellas eran aquellas otras tardes entrañables de aquel otro poeta, ¿puedo nombrarlo aquí, Joaquín?, Antonio Machado.
Un placer tu vuelta a estos espacios. Y un placer, una vez más, por tu sensibilidad poética y buen hacer.
Fuerte abrazo.
EliminarGracias, Ernesto. Machado es un referente siempre para cualquiera que ame la poesía.
Un abrazo
Es precioso, Joaquín, una visión preciosa.
ResponderEliminarun beso.
Perdona, pero el móvil me oculta, soy Carmelafular.
EliminarOtro beso.
EliminarGracias Carmela. Me alegra que te haya gustado esta estampa vespertina con cuerpo de poesía.
EliminarFuerte abrazo, amiga.
La tarde debe estar muy contenta con este poético homenaje.
ResponderEliminarY sí, cada día es un regalo.
Cierto, un regalo cada vez más apreciado.
EliminarGracias por pasarte, Toro.
Bello poema que nos acerca a tu sensibilidad.
ResponderEliminarUn saludo, amigo
Gracias por pasarte, Ildefonso. Saludos.
EliminarJoaquín, qué manera tan hermosa de darle voz a la tarde… la conviertes en un ser vivo que muere y renace con elegancia, como si cada día fuese un regalo. Da gusto dejarse llevar por tus palabras y sentir ese aire de agosto en cada línea.
ResponderEliminarUn abrazo grande y buen finde :)
Bueno, había que ponerle buena cara al excesivo calor de este agosto, no todo va ser negativo.
EliminarAgradezco tu comentario, Gumer. En realidad es así, cada día es un regalo de la vida que no hay que procurar llenar de sentido.
Fuerte abrazo.
bello y resplandeciente poema Joaquín , felicitaciones :)
ResponderEliminarpor este lado del mapa esperamos primavera , pero aún el invierno marca presencia jajaj
abracitos
Hola Elisa. Por aquí hemos tenido un agosto de los que hacen época. Espero que tu primavera sea benigna y venga cargada de colores y de nuevas energías.
EliminarAbracito, amiga.
Leo y me reconcilio con el verano, porque este agosto tiene el eco de la serenidad.
ResponderEliminarEl cierre del poema es magistral.
Abrazo, Joaquín.