Dragones en la niebla
Nunca es tarde para delinquir,
para robar(te) a trozos los fracasos
que has ido acumulando mientras
dormías
plácidamente
delante de las bocas de aquel dragón
antiguo
de múltiples cabezas
que (sólo a ti) te parecía de piedra.
Pero, en cada rugido de sus bocas,
con cada llamarada,
impregnaban el aire de un humo tan
espeso
que volvían invisible el camino correcto
y te hacían caminar sin sospecharlo
por errados senderos
mientras, a un lado y al otro de la senda,
florecía la jocosa primavera.
Nunca es tarde para comprender que,
desde el mismo día en que llegamos a
este mundo,
hay alguien (siempre hay alguien)
que nos lleva las riendas,
que nos coloca vendas en los ojos
y nos obliga a caminar por la senda
trazada de antemano
para impedirnos pensar en lo que somos
y en lo que podríamos llegar a ser
sin las normas impuestas a medida
de los mismos dragones que mirabas
en cada despertar de tus orígenes
creyendo que eran sólo
estatuas de piedra.
Empezar a despejar la niebla,
a desgranar negruras,
es empezar a saber más de ti.
Que, si bien te conoces,
si logras aprenderte de memoria
el intrincado mapa de tu alma,
verás como la niebla se disipa,
cómo va levantando la mañana.
Cómo comenzará a fluir serenamente
por praderas de saúcos y lirios
amarillos,
el caudaloso y fértil río de tu vida.
Impresionante poema, amigo Joaquín, certero y determinante.
ResponderEliminar"desde el mismo día en que llegamos a este mundo,
hay alguien (siempre hay alguien)
que nos lleva las riendas,
que nos coloca vendas en los ojos"
Hacerlo propio. Seguir su senda, es encontrarse a sí mismo.
Gran abrazo. Profundas palabras.
Demasiados dragones e imposiciones, determinismo en el que nadar a contracorriente en ese río, seres de barro y conciencia a quienes tanto nos cuesta entender... empezando por nosotros mismos.
ResponderEliminarGran abrazo, mi querido poeta.
¡¡Qué bellezón de texto JOAQUÍN!! Y no sabes tú bien, lo a punto que llega hoy a mi, un día terrible tirando a pésimo –por asuntos laborales- en el que como en tu mágico texto he intentado decirme -María, respira hondo, que todo tiene solución y por más profundo que sea el pozo o dragón –donde a veces, nos metemos nosotros solitos- saldrás y ahí fuera, mientras yo batallo aquí con mis dragones, tal cual nos has regalado/ recordado aquí, y no sabes cómo te lo agradezco, explota la primavera impasible y ajena totalmente a nuestros dragones, pozos o agujeros negros…en el fondo todo está en nuestra cabeza ( alma) a tiro de un clik! Ese que nos hace sumirnos en la desesperación o salir fuera de esos momentos complicados donde nos lleva a veces la corriente, sacar la cabeza y respirar- porque siempre se puede- hasta volver a la orilla, esa que dejamos para hundirnos y volver a... “Fluir serenamente por praderas de saúcos y lirios amarillos el caudaloso y fértil ríos de la vida” … gracias, gracias, gracias, precioso!
ResponderEliminarUn abrazo fortísimo, mi querido poetaZo!!
Te felicito por el poema.
ResponderEliminarTantas riendas que ya me cansé y corté todas las que pude.
Saludos.
Si, Joaquín, cuántos dragones en el camino nos han impedido avanzar...El más duro ha sido nuestro propio miedo...Como bien dices hay que despejar el camino y sentir la infinitud del alma, que quiere seguir sintiendo, aprendiendo y siendo...Muy bello y profundo, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado por tu buen hacer.
A pesar de los dragones tenemos la recompensa del inmenso río de la vida.
ResponderEliminarAbrazos.
Precioso...
ResponderEliminarDesprendernos de los dragones y ser nosotros mismos. ¡Bravo! 👏🏼👏🏼
Gracias a todos y cada uno por vuestros comentarios, amigos.
ResponderEliminarAbrazos.