De
nuevo llora Willians en mi viejo pecé
al
remembrar sus lánguidas Memorias de una Geisha
y
esa boquita roja que ilustra la portada
sobre níveo rostro de fina porcelana
remoza
por igual mi excitable memoria
y
hasta el palacio gris de mi nostalgia
parecieran
volar las notas de violín
en
busca de tus ojos almendrados,
de
tu imagen de geisha azul, lejana.
Y
acuden en tropel aquellos dulces días
en
que te ibas dejando sin saberlo
melíferos
trocitos de ti por los rincones
de
mis horas sin alma.
Regresan
los recuerdos
golpeando
con fuerza en mi ventana
cual
fantasmas surgidos de la niebla
pidiendo
que les abra,
que
me traen, prendido en sus embozos,
tus
labios de princesa enamorada
para
hablarme de nuevo de promesas,
de
sueños imposibles,
de
soledades muertas,
de
anhelos infinitos en la noche
bajo
la luna llena,
de
aquel tiempo feliz y compartido
que
ahora yace enquistado
en
esa frágil urna de cristal
que
es la incierta memoria
de
donde solo el eco ya me llega
cual
susurro del viento entre las ramas
de
un sauce malherido y soñoliento.
Y
acuden, enlazadas con las notas,
tus
hermosas palabras,
aquellas
que impactaron como dardos
en
mi yerma desgana
para
sembrarla de fértiles semillas
que
al brotar se dejaron en mi huerto
feraces
plantaciones de esperanza.
Pero
esas mismas notas de violín
me
traen también olvidos y distancias
que
se elevan como una cordillera
que
levanta sus crestas imposibles
entre
mi corazón y tu silencio,
entre
tu frialdad y mi nostalgia,
hiriendo
mi ilusión como una espada
entre
la oscura noche de mi ocaso
y
la brillante luz de tu alborada.
Que preciosidad de poema en honor a una geisha. Una bella desnudez la de ese sauce. Un placer leerte Joaquín. Un abrazo y feliz semana
ResponderEliminarGracias Carmen. Abrazo.
EliminarCuando fui joven leí ese libro y creo que aún lo conservo, hermoso e inspirado te ha resultado este poema
ResponderEliminarAbrazos 🤗
Yo conozco más la película y lo que sí me impactó fue la banda sonora de John Willians, maravillosa.
EliminarGracias por pasarte Elisa.
Tu poema mi querido JOAQUÍN ( o mejor dicho “tus poemas”, porque te acabo de agradecer la preciosidad que me dejaste en mi blog, no quería comentarte aquí hasta hacerlo allí y a veces voy más lenta que el caballo del malo, perdón ; ) te decía que este poema es precioso, curioso que la llames “geisha azul” imagino que igual que te parece llora la música ella tb te parece triste, aunque en inglés triste se dice sad, blue( azul) tb se usa como calificativo de triste, por eso los blues, son tristes o melancólicos, un poquito en la línea de tus letras, que se desgrana preciosas mientras a ti te ataca una melancolía que resulta más que triste dulce.. al menos en letras es la sensación que me da. Aunque frases como “Tiempo feliz y compartido que ahora yace enquistado” suene doloroso. No existe el ocaso de nadie, mi querido JOAQUÍN, es solo una fase más de la vida, tan ilusionante y fructífera como cualquier otra, solo que diferente… segurísimo que con 20 años no escibías estas maravillas ; ) y bueno, para terminar te diré que resulta alucinante que te lo haya inspirado la portada de un disco ( o seos parece) aunque la música de John Williams, es siempre inspiradora, porque además de esta, ha compuesto tantísimas y preciosísimas bandas sonoras, que cómo no inspirarse con sus notas… mi favorita de él es La lista de Schindler , tb es preciosa la del Violinista en el tejado, que me recuerda siempre a mi infancia porque a mi padre le chiflaba y la escuchábamos mucho en casa ; )
ResponderEliminarMil gracias por seguir compartiendo con nosotros tu arte y tu cariño, como te dije allí, ojalá lo que sea que te mantenía desterrado de los blogs te permita volver más a menudo.
Un abrazo, no..
Otro montón de abrazo fortísimos JOAQUÍN y gracias de corazón!!!
Hola María. Por muy lenta que vayas, yo siempre iré por detrás de ti.
EliminarEl azul es mi color, lo verás a menudo en mis escritos. Pero además en esta ocasión, tenía su razón de ser.
Agradezco tus palabras de consuelo para ese penúltimo verso pero sí, el ocaso de la vida existe, es real.Otra cosa es que nos lo tomemos como una tragedia (en micaso no es así).
Más que la portada, lo que me inspiró el poema fue la música de Willians y su asociación con la persona que un día me la descubrió.
La Lista de Schindler es otra de mis favoritas.
Gracias siempre por tu cercanía, María. Procuraré no faltar a la cita con todos vosotros, poetas y amigos en la distancia.
Un fuerte abrazo
El poema es apasionado y muy bello.
ResponderEliminarTe felicito.
Me dan ganas de ver la película ahora mismo.
Saludos.
Comenté este post.
ResponderEliminarFijo que se fue al spam mi comentario.
Si puedes lo rescatas.
Hecho. No es la primera vez que pasa, Toro.
EliminarGracias por tu punto de vista. La peli no es mala, pero a mí lo que más me gustó fue la banda sonora de Willians, una pasada.
Saludos.
La nostalgia puede ser directa o traspuesta por una imagen, y me encanta esa memoración, haciendo de la tragedia de la Geisha, la vivida por ti en el amor la misma del poeta inglés universal como la misma de Romeo y Julieta, o legendaria como la Watanabe y Naoko de la novela de Haruki Tokio Blues.
ResponderEliminarUn abrazo. Carlos
Gracias estimado Carlos por participar en este sueño musical y romántico. Un fuerte abrazo.
EliminarComo siempre, un verdadero placer recrearse en tus versos, , Joaquín.
ResponderEliminarGracias Soco. El placer es mutuo, poeta. Un abrazo
EliminarEl violín abraza el delicado azul tras las pupilas de lo soñado.
ResponderEliminarEl ensueño penetra por ambos sentidos, vista y oído, hasta alcanzar el sexto sentido: el susurro de un corazón que se ha hecho verso.
Besos, mi querido Poeta.
Hermosas palabras que entroncan con la intención del autor al escribir este poema azul de música y sentimiento. Siempre es un placer para mi contar con tu presencia y tu opinión en mis escritos, querida Zarzamora. Abrazo fuerte.
EliminarEl libro me gustó mucho.
ResponderEliminarLa peli, con su banda sonora.
Inspirado poema, Joaquín.
Me hiciste recordar. Y me has revivido sensaciones.
Comenté este poema. Lo de Blogger es tremendo.
Abrazo.